Opinión

No hay dos sin tres

Vayan arremangándose o comprando camisas de manga corta, porque la Era Covid ha venido para quedarse y las vacunas se sucederán religiosamente cada año, como el IBI o el IRPF. La ministra de Sanidad da por hecho que habrá que poner una tercera dosis de refuerzo y que seguramente habrá que buscar la inmunización con un pinchazo anual. De la inmunidad de rebaño prometida, nada. Los borregos hemos de pasar por el esquile y las ovejas bobas, donde va una van todas. 
De la felicidad con la que salimos de la cola de vacunación -algunas personas ciertamente emocionadas y sinceramente agradecidas- a la expectación por la segunda dosis salvadora no había más que una pequeña espera ansiosa. El anuncio ahora de la necesidad de refuerzo vitalicio frustra la perspectiva a medio plazo de recuperar una vida normal. La proliferación de las distintas variantes del virus y el incremento acelerado del número de contagios que las autoridades sanitarias comunican, nos deja perplejos. Como decía Mariano Rajoy, a propósito de otro tema, cuanto peor para todos, mejor. 
La vacunación obligatoria está a la vuelta de la esquina, si no lo es ya con las últimas medidas que los gobiernos están imponiendo a la ciudadanía. Tomar un cortadito en el interior del bar Coyote exige enseñarle al camarero el certificado Covid o una PCR recién hecha y si quieres ir de marcha por la noche, el gorila del local de moda podrá restringirte la entrada, además de por su chulería de serie y sus músculos hipertrofiados, porque eres un sujeto contagioso. Esto ha bastado para que miles de adolescentes, ante el anuncio de la autocita para la vacunación, hayan colapsado en Galicia la web del Servizo Galego de Saúde, todo un éxito del Gobierno gallego, que superó con creces las expectativas. “Non vaia ser o demo”.
El anhelo por el pinchazo es cada vez más nervioso. Las envidias están al orden del día. ¿y yo cuándo? El clamor es ensordecedor, por favor vacúnennos ya. Los negacionistas, como la resistencia, están acorralados. Pronto no se podrá comprar el pan sin estar inmunizados, ni siquiera sembrar los campos, porque los Simios echarán sus redes sobre los que se resistan a ceder a los planes del Gobierno y las exigencias de la economía de mercado global. El mundo conocido gira en torno al Covid. Si no les parece suficiente alarmante, reflexionen: casi sin darnos cuenta, en los ascensores vamos solos o hablamos sobre la pandemia. ¿Qué fue de aquella normalidad en que comentábamos el tiempo? El infierno está en la tierra. 

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