Opinión

Piquetes y esquiroles

Conocer e integrar son cosas diferentes. Podemos conocer perfectamente que fumar es un acto perjudicial para la salud y sin embargo no integrar en nuestra conducta el dejar de hacerlo. Podemos conocer cuáles son nuestros sueños y no integrar en nosotros una voluntad consciente para alcanzarlos. Sabemos que debemos reivindicar la libertad para desarrollar proyectos propios a la vez que respetar ese idéntico derecho a las demás personas; pero a pesar de eso, no lo hacemos.

La plataforma para la defensa del sector del transporte de mercancías por carretera ha convocado desde el pasado el lunes 14 de marzo un "paro nacional indefinido". De nuevo, hemos comprobado como los llamados “piquetes informativos” que en realidad son “piquetes coactivos” o, más bien, “piquetes salvajes”,  han decidido violar el legítimo derecho que asiste a los trabajadores y empresas del mundo civilizado a desarrollar sus propios proyectos. En este caso a trabajar, si así lo desean, si así lo necesitan, si de ello depende el llevar un ingreso a sus hogares. ¿Qué pasaría si un servidor, con cada vez mayor conciencia abstencionista, impidiera el acceso a las urnas y agrediera a quienes pretendieran ejercer su derecho al voto en unas elecciones legislativas? ¿Qué me sucedería si me dedicara a destrozar los coches de todo aquel esquirol que intentara llegar a los colegios electorales?

Ante todo, quiero posicionarme a favor de esta huelga, y de todas las manifestaciones que se convoquen para desafiar frontalmente las actuales políticas que provocan el ahogo de familias, empleados, empleadores, autónomos, contribuyentes o mayores. Me solidarizo con quienes la convocan y asumo de antemano las incomodidades y molestias. Creo en sus demandas y espero que fructifiquen con éxito las pretensiones de los transportistas que hayan decidido libremente sumarse al parón. Ésta, al menos, no es una huelga política, sino de la economía real, aunque Sánchez haya pedido al público el comodín de Putin. Pero otra cosa, es pasar por alto el comportamiento coactivo, amenazante y vandálico de los piquetes que, falazmente, dicen ser compañeros de los que detienen. No lo deben ser tanto, cuando saben perfectamente que pinchar ruedas, romper pilotos y forzar cierres, no significa cosa distinta que privar a los transportistas del único sustento familiar del que disponen. 

El derecho a la difusión e información de la huelga se reconoce en la Constitución. En modo alguno puede incurrirse en coacciones, intimidaciones, amenazas ni actos de violencia de ninguna clase, por lo que resulta obligado respetar la libertad de los trabajadores que optan por no ejercer este derecho. Todos los implicados han de garantizar el mantenimiento de la seguridad, de los locales, maquinaria, instalaciones, materias primas y cualquier otro elemento que fuese preciso para la ulterior reanudación de la actividad. 
Que disfruten con salud de lo votado.

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