José Teo Andrés
Triple del Puerto de Vigo
Una de las más solemnes memeces que esparcen los turiferarios de Pedro Sánchez por doquier es que criticarlo refleja que uno anida en el lodo en la derecha extrema o en la extrema derecha o directamente en el fascismo, categoría donde se han incluido incluso a personajes relevantes en la historia del PSOE. A esa lista de críticos dentro del partido se ha unido Jordi Sevilla, ex ministro y famoso porque enseñó economía a Zapatero en dos tardes. El exministro de Administraciones Públicas en el gobierno de Zapatero, expresidente también de Red Eléctrica es hoy una de las personalidades más relevantes de la corriente crítica al sanchismo. Pero también señala que falta de consenso entre el PSOE Y PP en lo esencial genera que la sociedad se identifique con partidos que se salen del sistema, como en su día ocurrió con Podemos y ahora con Vox.
Sevilla cree que Sánchez no debe seguir enroscándose en una resistencia, sostenida a medias, con profundas críticas, por la variada gama de partidos que lo llevaron a la Moncloa, a base de cesiones sin fin, especialmente al independentismo, y por ello es tiempo de devolver la voz a los españoles y atenerse a lo que resuelva la voluntad popular, máxime cuando él mismo predicaba que un presidente como es su caso, sin presupuestos, no podía gobernar nada. La crítica de Sevilla se proyecta sobre la propia situación del PSOE que, en su día, al renunciar a su escaño y denunciar la forma en que Sánchez lleva el partido, ya advirtiera el ex alcalde de San Sebastián Eloy Elorza. Sevilla subraya que la resistencia como la que pretende Sánchez es un error que puede traer graves consecuencias para el propio PSOE.
El planteamiento de estos críticos lleva a la necesidad de recomponer el propio partido y devolverles a sus órganos capacidad operativa ahora anulada o simplemente restringida como el citado Elorza denunciara en su día. Fernando de los Ríos escribió que un verdadero socialista primero piensa en España, luego en el partido, y finalmente en sí mismo. Quizá se inspiró en esta idea la mayoría del comité federal del PSOE, para evitar la repetición de las elecciones, en octubre de 2016, en una delicada situación del país, y optó por la abstención que permitió gobernar a Rajoy, lo que abrió una profunda crisis, saldada con la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general y su renuncia al acta de diputado, si bien siete meses después recuperaría la dirección del partido con una discreta mayoría, de modo hoy sospechoso por sus compañeros de viaje y su posterior trayectoria presente que los ha llevado a la cárcel, de momento.
Ya venían de atrás las dudas sobre su persona, alertada por su antecesor, Rubalcaba, ante los experimentos con el independentismo que anunciaba. Fue Corcuera quien lanzó la primera idea de que el hombre que el PSOE precisaba para ser fiel a sus postulados era el ingeniero asturiano Javier Fernández Fernández, secretario general de la Federación Socialista Asturiana y presidente del Principado de Asturias desde mayo de 2012 hasta julio de 2019, y quien estuvo al frente, tras la crisis del partido de la Comisión Gestora del PSOE desde el 1 de octubre de 2016 hasta la elección de Pedro Sánchez.
El culto a la personalidad de Sánchez alcanza el paroxismo desconocido en este partido, y como vemos a diario en manifestaciones o redes sociales, quienes discrepen de su actual secretario general son tildados de traidores o incluso de fascistas. Por otro lado, en asuntos tan delicados como las cesiones al independentismo catalán (y vasco) no se admite crítica alguna no ya a la persona, ni a su gestión. Resulta, por tanto, surrealista ver esas proclamas al lado de la imagen del fundador “Pablo Iglesias” y aquello de que “no sólo hacen adeptos los partidos con su ideología, sino con buenos ejemplos y la recta conducta de los hombres”.
La baja sucesiva que se ha venido produciendo en el PSOE, disconformes de aquello en que ha convertido el partido Sánchez, que consideran alejado de los propios principios que lo inspiraron, y sobre todo de los que dice que rigen la propia voluntad del actual secretario general, ha ido dejando sobre el camino a socialistas de verdad, que en su momento formaban la base esencial de aquel otro PSOE que hoy cuesta reconocer. La recuperación conviene al conjunto de España, y que se supere el bochorno y la desvergüenza que estos días se proyecta y se pretende disimular como si fueran conductas personales y ajenas de sujetos que hasta ayer formaban la columna esencial del sanchismo y sus hombres de total confianza.
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