Opinión

Cambio de tercio

Se anuncia un cambio que a mí me parece tan trascendente como lo es definitivo en la percepción de una muda en el ejercicio de la primacía y el poder económico y social en el territorio nacional del siglo XXI. En 2026, el cortejo de la Fórmula 1 se modifica en el ámbito de celebración en nuestro país, y celebrará una de sus pruebas en Madrid. Será un circuito nocturno que transcurrirá más o menos por la zona del Ifema lindante con Valdebebas. Al parecer, la empresa italiana que ha ganado la licitación aspira a montar una de las citas  del calendario aplicando un concepto novedoso, experimentando con un perfil urbano al estilo de Bakú o el más reciente de Las Vegas donde los bólidos disputan la carrera serpenteando por entre avenidas sembradas de grandes y luminosos edificios de aspecto futurista, y se propondrá un tratamiento comercial y financiero a todo trapo con paquetes que asumen la asistencia a la carrera y sus complementos, y la estancia en hoteles de lujo, espectáculos y otras jugosas contribuciones. A los organizadores les ha parecido que Madrid es el marco ideal para expresar este estilo novedoso y avanzado en el tratamiento complementario de la prueba.

El problema parece, como siempre, depositado en la futura pugna que se anuncia entre la ciudad que ha organizado el premio en España desde principios de los años ochenta del siglo pasado que es Barcelona, y la que aspira a organizar un nuevo concepto de competición que es Madrid, quien ya participó con pruebas que transcurrían en el circuito del Jarama hasta que se cambió a Barcelona. Al parecer, Barcelona tiene contrato para ocuparse de la carrera hasta 2026 y a partir de entonces, habrá que elegir. He leído que dos grandes premios del circo de la Fórmula 1 no pueden celebrarse en nuestro país al tiempo, y que lo más probable es que se quedará con el certamen quien más empuje y quien ofrezca más garantías de solvencia y potencial de negocio para los años futuros.

Hay, desde luego, un apreciable cambio de tendencia entre ambas ciudades y Barcelona ya no es ni mucho menos la ciudad top del panorama español. El rol ha cambiado y el poder y la capacidad de generar recursos ya no le pertenece porque ha dilapidado su primacía en una deriva inútil que le ha causado un resultado catastrófico. Esto de la Fórmula 1 es una prueba más. Y no anecdótica.

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