Opinión

¡Vivan las cadenas!

Pues, dilecta leyente, a mí lo de la convocatoria de la Moción de Censura por Vox, me dejó indiferente, pues era como meterse en un callejón sin salida y mi mediocridad no alcanzaba  a ver a quién beneficiaría tal acto político.

Pero ya consumada la moción, apareció un Abascal belicoso con el gobierno social-comunista (al que sobraba su anglosajónico euroescepticismo), recordándole a Pedro Sánchez que mentía más que Pinocho, que su capacidad de engaño no tenía límites y que como había dicho, el también socialista, Rubalcaba (el hombre que mentía con más sinceridad): “Los ciudadanos españoles no se merecen un gobierno que les mienta”, pasando a enumerar sus incontables falsas promesas, y que por lo tanto no era digno de ninguna confianza.

Destacó su falta de personalidad, haciendo de estríper para independentistas y batasuneros, jaleando que se llevaran sus gayumbos a jirones, dejando a la madre patria con sus vergüenzas al aire; y cómo nos llevaba de la mano del bolchevique Coletas hacia un estado comunista y bolivariano.

Pero, a pesar del respeto con que trató a Casado, éste ya había caído bajo el influjo de los discípulos de la “Bruja Lola”, que le pusieron dos velas negras, consiguiendo que se echara en brazos de la coalición frankenstein,  como la denominó otro socialista. La actitud de Vellido Dolfos Casado cogió por sorpresa a la bancada de Vox que, aunque no esperaba un sí, al menos admitía una abstención, incluso el no, pero ni en sus peores pesadillas esperaba un ataque tan furibundo de un socio al que le debía el gobernar en Madrid, Andalucía y Murcia.

Abascal podía haber reaccionado con recíproca contundencia, rompiendo los pactos con el PP, pero se comportó como un Díaz de Vivar y a pesar del agravio garantizó la continuidad de los acuerdos con el “derechita cobarde”.

Ahora, a la comitiva social-comunista-republicana-independentista-batasunera, se ha decidido unir el PP de Casado, admitiendo a Pablo Iglesias como animal de compañía, que es quien realmente ganó el debate y por ello aplaudía con las orejas, ya que ahora podrá seguir con su revolución silenciosa, siguiendo la técnica del golpe de Estado moderno ya admonizada por Curzio Malaparte, para hacerse, por medios pacíficos, con todas las instituciones fundamentales del Estado y proclamar su república comunista, una vez que lo tenga todo bien atado.

Los demás sufriremos las consecuencias de este querer contemporizar con  los antisistema, debido a nuestra atrofia multisistemática. Eso será cuando nos demos cuenta que nos han pagado el sueldo en bolívares, en caso de cobrar algo. (Un bolívar venezolano =o,ooooo18 euro) mientras que los coletas podemitas seguirán viviendo en escandalosos chalés, al estilo de las dachas de que disponían los jerarcas del antiguo soviet para su esparcimiento.

A lo mejor hasta nos damos cuenta de que también hemos perdido nuestra libertad. Será entonces cuando recordemos el bochornoso grito de “¡Vivan las cadenas!” dado por el pueblo español en 1.823 al ser restablecido el absolutismo de Fernando VII. Entonces, tal vez abominemos de nuestro infame pasotismo, y el espíritu de La Pepa no haya quedado exorcizado para siempre.

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