Opinión

La universidad con 20.000

La Universidad de Vigo ya no alcanza los 20.000 alumnos, así que al menos en esta ocasión los augures de la demografía acertaron de pleno en el declive inevitable de la población estudiantil, que no es sino el de Galicia en general, el de Vigo en particular. Aunque eso por sí mismo no quiere decir gran cosa: algunas de las mejores universidades del mundo cuentan con censos iguales o inferiores. Cambrigde, por ejemplo, no alcanza tampoco los 20.000 y Oxford los supera por poco. ¿Podrían tener más? Sí, ¿Quieren? No. Y lo mismo se podría decir de la UVigo, que probablemente funcionará bien con un techo entre 17.000 y 20.000, aunque esto suponga tensiones a la hora de ajustar presupuestos. Y también la obligación de que la propia institución pueda autofinanciarse en parte con sus trabajos y estudios. Ese es el camino y no hay otro. A favor, los buenos posicionamientos en los últimos rankings internacionales; en contra, la baja publicación de investigaciones en revistas de prestigio.

La UVigo es una joven universidad, aunque ya ha cumplido 30 años, lo que se traduce en que docenas de miles de jóvenes han pasado por sus aulas, y la mayoría ha encontrado trabajo, según los concienzudos informes realizados anualmente por Luis Espada, el que fue el primer rector. La Universidad que se encontró Espada era poco más que el nombre y muchas deudas y además 30.000 estudiantes llamando a las puertas y pidiendo todo. Treinta años después ya está consolidada, pero queda por hacer. Entre otras cosas, la prometida implantación de la facultad de Medicina, garantizada por Laxe cuando creó la universidad y vetada más tarde por Fraga, que supondría dar un salto adelante decisivo. 

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