Opinión

Terror en el supermercado

Reconozco que no vi venir la importación del modelo vigente en Argentina o Venezuela por la hiperinflación y los graves problemas sociales, resultado del desastre económico propiciado por sus respectivos gobiernos. La verdad, nunca lo imaginé a este lado del Atlántico: ver que los “súper” vigueses blindan sus productos de alimentación con alarmas ante el crecimiento de los hurtos y las pérdidas sensibles. Que esto suceda, los robos y el control bajo llave de latas de conservas o filetes de merluza, explica muchas cosas y demuestra que más allá de algunos números, este país no va tan bien como la propaganda oficial asegura. Aunque el paro haya bajado. Que el consumo de pescado haya caído en picado, por su precio, resulta también muy significativo. 

Un experto en economía sintetizaba con datos contundentes cómo evoluciona España, y con ella Galicia y Vigo: el debate en la sociedad, y en la política (o al revés), ha ido trasladándose prácticamente en exclusiva al reparto de lo existente, pero no al crecimiento de la riqueza total. Una visión que conduce de forma inevitable al estancamiento y que ha tenido como consecuencia que durante los últimos diez o quince años España haya sido superada en renta per cápita y disponible por toda clase de países, algunos de los cuales estaban hace 20 años muy lejos. Que las latas de conserva hayan sido “argentinizadas” en los supermercados es el mejor resumen de lo mal que lo hemos hecho y del escaso propósito de enmienda. 

No son pocos los miles de inmigrantes que se han mostrado desagradablemente sorprendidos por encontrarse ahora “acá” lo mismo que dejaron atrás “allá”.

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