Opinión

El Samil que imaginaba Antonio Palacios

Ya sabemos qué queremos hacer con Samil y eso es un avance por cuanto despeja dudas y evita incertidumbres. El nuevo Plan General a punto de aprobar, que aspira a ordenar esta ciudad durante los próximos 20 o 25 años, ha dictado que contempla como objetivo desarrollar un nuevo barrio en el entorno de la playa, en concreto en la segunda línea, más allá de la actual avenida que va desde Alcabre al Lagares. Parece razonable y lo digo sin ironía. El informe definitivo ha recortado de forma notable las propuestas iniciales que daban edificabilidad suficiente para construir hasta 3.200 viviendas, reduciendo el total a la mitad, con volúmenes de cuatro alturas. Lo que permitirá a su vez desarrollar una nueva avenida y dejar la actual más como un vial de servicios y menos como es ahora, un distribuidor de tráfico y aparcamientos. Samil así sería, como ya es desde hace décadas, una playa por completo urbana, sin titubeos, con la ventaja de que en Vigo hay 56 arenales de todos los tamaños, cada uno con sus propias características e incluso calas salvajes bajo un acantilado, como en Cabo Estai. 

Con la propuesta urbanística para Samil se puede seguir soñando con ganar superficie retranqueando el paseo y con nuevos estacionamientos más lejos de la costa y ya puestos, con un mejor transporte colectivo (un metro ligero). Es un esquema que deja clara las cosas y que puede o no gustar y que en realidad se adapta a lo que ya hace casi un siglo propuso Antonio Palacios en su soñado -e imposible- Plan de Urbanismo. Entre otras cosas, contemplaba demoler toda la ciudad salvo la Concatedral y el teatro García Barbón -obra suya- y construir una avenida hasta Samil, que sería un gran atractivo turístico para ese Vigo de 100.000 habitantes. Visión no le faltaba.

Te puede interesar