Opinión

Un año mejor que peor

No ha terminado el año, pero ya se pueden sacar algunas conclusiones sobre cómo han sido las cosas por Vigo. ¿Bueno o malo? Vamos por partes, pero adelanto que hubo más de lo primero.

En lo industrial Stellantis ha ido capeando el ejercicio, que finalizará en positivo con una producción espectacular, como se puede constatar en el movimiento de carga en el puerto, en cifras récord. A cambio, la plantilla continúa menguando, en torno a 6.500 trabajadores, muy lejos de los 10.000 no tan lejanos pero ya imposibles de recuperar. La industria local aguanta, pero sin nuevas aportaciones que renueven el panorama.

En la pesca, dificultades por todos lados, con el gol en propia meta de la Comisión Europea al prohibir faenar en 87 caladeros del Atlántico claves para la flota gallega, pese a que los científicos no han avalado en absoluto dicha medida. Luego se trata de una decisión política, avanzadilla de otras que están por tomarse desde Bruselas en la misma línea, donde el mar le gusta, pero no los marineros. En Malvinas, inesperadas complicaciones y una segunda campaña que tuvo que anularse ante la inesperada escasez de producto.

En lo social, Vigo sigue en la línea de los últimos años: más inmigración exterior que permite arreglar el desastre del saldo vegetativo, la diferencia entre difuntos y nacimientos. Sin el aporte internacional, esta ciudad estaría condenada a sufrir lo mismo que Ferrol, una caída acelerada de su población y con ello de su capacidad.

En hostelería, buenas noticias: Galicia, las Rías Baixas, y todavía más Vigo, han crecido como un destino para todo el año, en verano y en Navidades. Quizá se llegue a un millón de alojamientos hoteleros.

En lo político, hubo elecciones locales que dejaron las cosas más o menos igual. Más o menos, porque el alcalde renovó su mayoría absoluta monumental, y son tres consecutivas, un récord, aunque perdió la Diputación y la presidencia de la FEMP, además de unos cuantos miles de votos. El mandato ha comenzado además movido en la calle por el eterno conflicto de Vitrasa. Y luego llegaron las generales…

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