Opinión

Alguna incómoda verdad sobre Vigo

El prestigioso directorio de empresas Ardán, elaborado desde hace años con datos certificados por el Consorcio Zona Franca Vigo, deja en su última edición una serie de datos que diseccionan la realidad económica de Galicia y con ello a sus ciudades. La conclusión que se extrae es que A Coruña ha salido airosa de sus años más oscuros tras la pérdida de empresas claves como Caixa Galicia, Banco Pastor o Fenosa y ha dado un salto adelante espectacular, en tanto que Vigo pierde terreno. Se diría que se encuentra anclado en su pasado, con cada vez menos empresas de peso, los centros de decisión a miles de kilómetros y sin nuevas vías de creación de riqueza más allá del sector marítimo y la automoción, los mismos que medio siglo atrás. Vayamos por partes. Lo positivo: Vigo cuenta con el mejor puerto de Galicia, que mueve más de la mitad del comercio internacional. Además, está diversificado y es líder en pesca y carga y descarga de coches. Ninguno otro se le acerca y es una referencia no solo en Galicia sino en toda España. Incluso en Europa. Lo menos positivo: en 2023 según la aportación de cada ciudad gallega al producto de la comunidad autónoma, el Valor Añadido Bruto (VAB), A Coruña (42,8%) ocupaba el primer lugar, a considerable distancia de Vigo (17,8%). Por comarcas, la coruñesa aporta el 42,8% de la riqueza generada por empresas que tienen su sede en Galicia, suma el 29,3% del empleo regional y el 37.9 % del total de los ingresos. La de Vigo anota el 17,8% del VAB, el 19,9% del empleo y el 21,9% de los ingresos.  

Al respecto, el profesor Andrés Precedo señalaba recientemente en un interesante artículo que mientras en Vigo se mantienen dominantes las actividades tradicionales, en A Coruña se ha producido una sustitución por otras nuevas. En Vigo el perfil sigue en los años sesenta (automoción, el 25%), pesca (8.5%) y almacenaje, a las que se suman confección (Bimba y Lola) y sanidad privada. Pone el acento en la incertidumbre sobre el futuro de inversiones en firmas cuyo capital revierte en propietarios de  fuera de Galicia, lo que explica que entre las principales fortunas gallegas no figuren empresarios vigueses. Una situación muy diferente a la que antes caracterizaba la ciudad, visible en la arquitectura de la primera mitad del siglo XX, cuando Vigo era el motor económico e industrial de Galicia. Coruña, además, tiene un futuro trazado de la mano del proyecto Green Port; la sede de la Agencia Española de Inteligencia Artificial y la Ciudad de las TIC, un parque de innovación. Esto es lo que hay, pero no tiene por qué ser así en el futuro si se toman ahora correctas medidas estratégicas. El turismo ayudará, aunque solo puede ser un complemento. En Vigo se montan coches, construyen barcos y también se lanzan satélites. Ayer, por ejemplo, abría un centro único en Galicia de atención a la longevidad, un pequeño paso.

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