Opinión

¡Medidas drásticas ya! para frenar la crisis climática

Los cambios en el clima están directamente relacionados con la actividad antropogénica, causante de las emisiones de GEI, que superan en un 50% a las de 1990. El Planeta está acusando los efectos devastadores del cambio climático en forma de tempestades, potentes tormentas, fuertes vientos, inundaciones, sequías, olas de calor, incendios más intensos, etc. El tiempo se agota y cada vez está más cerca de su punto de no retorno si no se actúa con urgencia; mientras, una parte de los gobernantes del mundo -ante la falta de liderazgo- no hacen nada para evitarlo, cuando lo que se necesita es unidad de acción global para actuar con rapidez y contundencia ante lo que se nos viene encima. 
Tenemos que estar preparados para afrontar las posibles consecuencias del cambio climático: establecer una estrategia para afrontar el impacto de la variación del clima en las personas, sobre todo en las ciudades y en las poblaciones costeras que serán las más amenazadas; definir criterios de sostenibilidad de los recursos energéticos y su relación con el cambio climático. Las nuevas tendencias de futuro, así como sus estrategias para el cumplimiento de los protocolos actuales, pasan por acelerar la transición energética e impulsar las energías renovables; urge avanzar hacia un modelo energético sostenible que contribuya al mantenimiento del planeta, compatible con un desarrollo armónico y sostenible. 
Estamos ante una emergencia climática, las claves para combatirla pasan por reducir drásticamente las emisiones de GEI y desarrollar la adaptación a los efectos de las que no se eliminen e impulsar el compromiso personal. Urgen cambios estructurales para no superar el límite de 1,5 ºC de calentamiento global a finales de siglo (Acuerdos de París). Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales para sobrevivir. Los países miembros de NN.UU. tienen que endurecer las medidas urgentes de las estrategias nacionales, acelerar la mitigación y la adaptación al cambio climático, para frenar la crisis climática y minimizar sus efectos.
No es suficiente con limitarse a tratar los síntomas del problema, es preciso adoptar soluciones sistémicas. La transición hacia la sostenibilidad del planeta debe ser inclusiva y tener en cuenta los 17 ODS. Desde hace muchos años vengo alertando de esta hecatombe -con otros expertos de reconocido prestigio internacional- en diferentes cumbres, congresos y jornadas internacionales, y de la imperiosa necesidad de adoptar medidas urgentes para anticiparnos y detener la emergencia climática; pero ante la desesperante inanición bastante generalizada de los gobiernos que contemplan con pasividad los efectos devastadores del cambio climático que están afectando a la mitad de la población mundial, me veo obligado una vez más a alzar mi voz para decirles a los gobernantes que no lo permitiremos, lucharemos con todas nuestras fuerzas para intentar cambiar el rumbo de los acontecimientos. 
Tengo serias dudas de que Dubái (Emiratos Árabes), que acogerá la COP28, del próximo 30-XI al 12-XII, sea el lugar más idóneo para que se produzca ese cambio de rumbo imprescindible para afrontar esta emergencia climática; si bien la UE, líder mundial en acción climática, con Frans Timmermans en primera línea de las negociaciones, mostrará su compromiso firme con la transición ecológica y no se lo pondrá nada fácil a los defensores de los petrodólares.

(*) Científico, académico, experto en salud ambiental y pública.

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