Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Cristina de Habsburgo tuvo que ceder y el Estado pagar750.000 pesetas de la época por las encendidas cartas de Alfonso XII a su amante y madre de dos varones, Elena Sanz, a los que pasaba una renta. El chantaje de Bárbara Rey a Juan Carlos I tuvo, pues, un antecedente parecido con Alfonso XII. En 1886, como relata el historiador de la monarquía, José María Zabala, se pagó por las cartas de Alfonso XII a Elena Sanz, famosa cantante de ópera. Cuenta Zavala que pudo conocer alguna de esas cartas que estaban llenas de pasión. Alfonso XII engendró tres hijos ilegítimos Alfonso y Fernando Sanz y Martínez de Arrizala, nacido en 1880 y 1881, fruto de su relación con la cantante de ópera Elena Sanz, a los que pasaba una pensión como buen padre de familia lejana. También yacía con Mercedes Basáñez (1885-1941), hija de la esposa de un diplomático uruguayo en España. Pero fallecido el rey en 1885, su viuda y regente María Cristina de Habsburgo, se negó a continuar pagando la renta que le pasaba el rey a la cantante, para mantener a sus hijos, pero ésta supo hacer valer su condición y mediante un hábil chantaje en el que utilizó las cartas que conservaba de su amante, logró una importante suma de dinero, nada menos que 750.000 pesetas de 1886, una fortuna que pagó el Patrimonio del Estado para que no se dieran a conocer públicamente.
Si bien desde Alfonso XII, donde dice Borbón la biología anota Puigmoltó (la propia Isabel II dijo a su hijo “lo único que tienes de Borbón te lo he dado yo”), tanto Fernando VII como Alfonso XII y Alfonso XIII y demás padecen, en su caso, una enfermedad llamada “Satiriasis. Ninfomanía o Hipersexualidad”, que según el sexo del causahabiente responde a una definición. Los dos alfonsos de esta familia comparten por otro lado una reconocida afición a las amantes y a las prostitutas, en ese sentido con reconocida amplitud, sin distinguir los niveles sociales de las meretrices, aparte de una especial predilección por las artistas y generar con ellas proles alternativas y, en su caso, de mejor salud que la salida del matrimonio católico. Es comprensible que, en ese sentido, Parece que Juan Carlos I haya heredado las mismas pulsiones y aficiones, sobre todo por las artistas y otras profesionales. En su día un alto cargo de la Guardia Civil llegó a comentar que cuando el ahora rey honorífico iba a esquiar a Baqueira Beret, le traían personal de asueto de primera calidad de Cataluña, cuya presencia se disimulaba como novias o amigas de sus escoltas.
Anson, en su biografía sobre el conde de Barcelona cuenta una anécdota referida al miembro de su consejo y ministro de Franco, Pedro Sainz Rodríguez, que durante la estancia de Juan de Borbón en Portugal hubo de ser corregido por las casas que visitaba y hubo que facilitarle las direcciones de prostíbulos de confianza y nivel superior, y que muestran que en Estoril el entorno del hijo sano de Alfonso XIII disponía de la información correcta. Como corresponde y debe ser.
En cuanto a Isabel II es sabido que todos de sus hijos son de padre diferente, y que incluso una de sus infantas presumía del suyo. La reina pasó por los brazos de un batallón de amantes, y ya vieja en Paris o de vuelta a España se paseaba del brazo del gigoló de servicio con toda naturalidad. Puigmoltó, que aparte de pertenecer al arma de Ingenieros, donde hizo carrera, era un canalla que se reía de su amante, leí sus cartas casi infantiles y reñidas con la ortografía que le enviaba su querida, quien llegó a mandarle como presente la cuna torneada donde criara a Alfonso XII. Luego como hiciera su abuelo Fernando VII y haría su hijo Alfonso XIII frecuentaría las mejores casas de putas de la capital como un cliente más. A Alfonso XII lo acompañaba el duque de Sexto, contra quien la reina viuda María Cristina de Habsburgo tomó venganza, al tiempo que seguía el consejo de su golfo marido de “guardar el coño” y de mantenerse con la alternancia entre liberales y conservadores.
La satiriasis de Alfonso XIII (que siempre quería tener cerca el manto de la Virgen del Pilar) eran tan extrema, que tras el desastre de Annual que conmovió a la nación española se fue a un balneario de putas francesas, o demi-mondain, que siguió frecuentando ya durante el exilio. También mantenía, ya en el exilio mantenía una suite en el Meurice para sus citas con putas de lujo, de las más caras. Alfonso XIII trató a los dos hijos que tuvo con Ruiz Moragas y al que engendro y llamaron a Juana Alfonsa –fruto de su relación con la irlandesa Beatrice Noon, empleada de palacio. Se sabe de otra hija anterior, concebida con otra sirviente de palacio que fue enviada a un hospicio. Para los tres beneficiados depositó un millón de pesetas de 1931 en una cuenta de Ginebra, con cuyas rentas vivieron los tres hasta 1958. Era tal la afición al sexo extremo, que fue precisamente Alfonso XIII en introductor del cine pornográfico en España.
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