Autoridad Portuaria, estación término

Enrique López Veiga ya es historia en la Autoridad Portuaria, la segunda institución de Vigo por impacto sobre la ciudad y su economía, y de inmediato comienza la etapa de Jesús Vázquez Almuiña, médico de profesión y exalcalde de Baiona cuya relación con el sector marítimo está en su familia armadora de buques. La anterior ocupación de Vázquez Almuiña fue la Consellería de Sanidade, probablemente el departamento más quemante de la Xunta y de cualquier Gobierno, donde realizó una gestión eficiente en el Cunqueiro, apagando de entrada uno de sus incendios, el del precio del parking, con una reducción de las tarifas: nadie ha vuelto a protestar. Almuiña no repitió en el Gobierno gallego salido de las últimas urnas, y sobre ello hay dos posibles explicaciones: que estaba achicharrado por la responsabilidad y hacía falta un relevo, o que él mismo pidió dar un paso al lado y buscarse otro acomodo, a poder ser un cargo en Vigo. Esto último parece cierto pues ahora se sabe que su nombre sonó con fuerza para convertirse en delegado de la Xunta aunque finalmente ha terminado en el Puerto, puesto de mayor importancia. Su antecesor también fue conselleiro, en dos momentos distintos, y acabó recalando en la APV, que entre otros aspecto cuenta con un plus de popularidad. Motivo por el que ha habido tres presidentes que optaron a la Alcaldía, aunque sólo al actual inquilino de la plaza del Rey le salió bien la jugada. ¿Es el Puerto estación término para Almuiña? Por su edad y bagaje no lo parece y a nadie extraña que ya figure en las quinielas para el aún lejano 2023. Experiencia municipal acreditada tiene de sobra, aunque en un ayuntamiento menos exigente. Claro que de ser así, habrá mayores turbulencias en las siempre tirantes relaciones entre el Concello y la APV, los dos pilares de esta ciudad. El Puerto debería ser un fin en sí mismo.