La viruela del mono, estigma para un colectivo vulnerable
La mayoría de los casos en España son leves, con una proporción baja de ingreso hospitalario
Daniel, periodista de 27 años de Barcelona y uno de los primeros pacientes en España en contraer la viruela del mono, valora que “el estigma de que es una enfermedad de gais” le recuerda “al VIH/Sida de los ochenta” y advierte del peligro de que el resto de la población “se relaje” como si fuera inmune.
“Hay prácticas de riesgo, no grupos de riesgo”, apunta el joven, que ve en el tratamiento de algunos medios de comunicación y voces de la ultraderecha una estigmatización del colectivo LGTBI aprovechando la viruela del mono. “No es una enfermedad de transmisión sexual, lo puedes coger por un abrazo, un beso, por compartir una toalla en playa, pero todo forma parte del estigma, como pasaba con el discurso de los 80 del VIH/Sida. Se intenta enforcar y culpabilizar a las personas por estar enfermas. Es culpar a un colectivo que ya es vulnerable por el simple hecho de ser diferente”, señala.
En su caso, explica que acudió al festival Pride en Canarias y, tras regresar, empezó a sufrir fiebres altas a las que no dio importancia hasta que empezó a verse ampollas en los tobillos como las que aparecían en la televisión. “Fui al hospital y como aún no había mucha información me llevaron al box de enfermedades tropicales y me pusieron hasta una escafandra. Sentí miedo, parecía que tenía algo muy grave como el ébola”, narra. El tratamiento se basó en reducir la fiebre y en mantenerse en aislamiento estricto 21 días. “Por suerte lo pasé más o menos leve, no me dolieron las ampollas; lo peor fue la inflamación de ganglios, fue lo más engorroso”, rememora.
Tiene claro que en su caso el contagio fue fruto de una práctica sexual en Canarias con alguien que antes había sido contagiado en Madrid, donde se cree que se inició en España. Tras confirmar su viruela símica, recuerda que tuvo que hacer “la lista” de contactos estrechos para advertirlos. “Es engorroso pero hay que hacerlo para cortar la transmisión”, afirma.
Preguntado sobre si no cree que los festivales multitudinarios deberían restringirse hasta que se avance en la vacunación, niega que nadie deba dejar de hacer nada, especialmente en el colectivo. “El problema no son las fiestas, lo que hay que combatir es el estigma gay. Porque si se cree que solo afecta al colectivo, el resto de la población se puede relajar y aumentar ahí el contagio”, considera. “Hay que ser prudentes, aprovechar que ahora se vacuna y no dejar de hacer nada por miedo a ponerse enfermo. Hay que convivir con ello. Las enfermedades existen”, añade.
De que se hayan relacionado la viruela y el colectivo LGTBI desde el principio tiene parte de culpa también, en su opinión, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien hace unas semanas dijo que hasta que se controlara la enfermedad los gais debían limitar sus parejas sexuales. “Esas palabras fueron muy estigmatizadoras y no ayudan a concienciar al conjunto de la sociedad”, señala Daniel.
Los casos confirmados en España siguen aumentando y ya se notificaron 5.162, lo que supone 585 más que la pasada semana, según los datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) a 9 de agosto, publicados el pasado martes por Sanidad. De momento, la mayoría son leves, con una proporción baja de ingreso hospitalario y de letalidad.
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