La ultraderecha, tercera fuerza portuguesa ante la nueva presidencia de Rebelo de Sousa
Mundo
Portugal vivió ayer la resaca de una jornada electoral que terminó con el triunfo anunciado del conservador Marcelo Rebelo de Sousa para la Presidencia, la caída de la izquierda y el llamativo crecimiento del ultraderechista André Ventura. Confinado por la pandemia, el país optó por la continuidad y la moderación representada por el conservador Rebelo de Sousa -que repite mandato con un 60,7% de votos-, castigó a los partidos de izquierda -sus tres candidatos apenas juntan el 20%- y despejó el camino a la extrema derecha, en una convocatoria dominada por la abstención -60,5%- que confirma el distanciamiento entre la sociedad y los políticos.
"Esta es una noche histórica en que la derecha en Portugal se reconfiguró completamente. Por primera vez un partido declarado antisistema rompió el espectro de la derecha tradicional". Ventura, líder de Chega, que con un 12% de votos fue el tercer candidato más votado en las presidenciales, confirmaba su intención de utilizar su caudal electoral para sacudir el tablero político portugués.
Con el avance de Ventura, Portugal deja de ser una excepción en Europa y se suma a la lista de países donde la extrema derecha se consolida como fuerza minoritaria.
Aunque las presidenciales han demostrado que Portugal mira al centro con el triunfo del conservador Rebelo de Sousa, la ultraderecha ha capitalizado el descontento de los grandes partidos -Socialistas y Socialdemócratas- y ha minado sus bases en un contexto de crisis social y económica que se traduce en una desilusión no con la democracia, sino con los partidos políticos tradicionales.
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