El terror islamista vuelve con la muerte de una policía francesa
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Un hombre tunecino acuchilló a la agente al grito de "Alá es grande" en la localidad de Rambouillet
El asesinato ayer de una policía de una puñalada en el cuello asestada por un hombre tunecino llevó a Francia a revivir el trauma del terrorismo islamista, mientras el país sigue inmerso en el combate a la crisis sanitaria del covid. La muerte de la agente, de 49 años y destinada a tareas de administración en la comisaría de Rambouillet (afueras de París), conmocionó a un país habituado a los atentados islamistas. Desde 2012, ya son 269 las víctimas mortales de atentados vinculados al integrismo islámico. "La nación está junto a su familia, de sus compañeros y con las fuerzas del orden. En nuestro combate al terrorismo islamista, no cederemos un milímetro", afirmó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en un mensaje de Twitter.
El jefe del Estado recordó que la agente, de la que solo se divulgó su nombre de pila, Stéphanie, madre de dos hijos, murió en la acomodada ciudad de Rambouillet, a unos 50 kilómetros de París, situada en el departamento de Yvelines, el mismo donde ya fueron asesinados por islamistas una pareja de policías en 2016 y el profesor Samuel Paty en octubre de 2020.
Al lugar de los hechos se desplazaron el primer ministro, Jean Castex, y el ministro de Interior, Gérald Darmanin. "Nuestra determinación (en la lucha contra el terrorismo) está más vigente que nunca", recalcó Castex. Los indicios de un ataque islamista son numerosos, aseveró al fiscal antiterrorista, Jean-François Ricard.
El autor del ataque, quien murió poco después por los disparos de otros agentes, tenía 36 años, era de nacionalidad tunecina y trabajaba como repartidor. Entró irregularmente en Francia en 2009 y legalizó su situación en 2019. Realizó su ataque con un cuchillo de cocina y gritó "Alá es Grande" en el momento de la cuchillada.
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