La paradoja rumana: miles de fallecidos y apenas contagiados
Un 70% de la población desarrolló una protección natural al contraer el virus, la más alta de la UE
Tras sufrir una durísima cuarta ola de la pandemia, Rumanía tiene ahora los índices de contagio más bajos de la UE, en una evolución que los expertos atribuyen a una inmunidad natural lograda a costa de cifras récord de muertos y que, advierten, no evitará por sí sola otra oleada. Entre el 8 de octubre y el 7 de noviembre, Rumanía tuvo cada día las tasa de mortalidad más alta de la Unión Europea, con jornadas en la que los fallecidos en el país suponían hasta el 40% de todas las defunciones en los otros 26 países comunitarios sumados.
En los dos meses que van del 5 de septiembre y el 5 de noviembre, murieron por la covid 15.500 personas, una cuarta parte de todos los fallecidos por esta enfermedad en los 21 meses que dura la pandemia. Tras un pico a finales de octubre, la curva de contagios y muertes comenzó a declinar rápidamente, pese a que menos del 40% de la población está vacunada y a que el Gobierno no introdujo aún un confinamiento general u otras restricciones severas. “El hecho de haber tenido un número elevado de infecciones ha hecho que una parte de la población que sobrevivió al virus haya desarrollado protección natural”, dice Doina Azocai, presidenta de la Sociedad Rumana de Epidemiología, al explicar ese rápido descenso de los contagios.
DESPLOME DE CONTAGIOS
Azocai hace referencia a los días de octubre y noviembre en que la pandemia batía récords en Rumanía, cuando las autoridades llegaron a registrar cerca de 20.000 casos en 24 horas. Esas cifras se redujeron hasta los poco más de mil casos al día que se registran en estos momentos. El número de muertos también descendió a un ritmo acelerado, y el pasado 1 de diciembre Rumanía registró menos cien muertos por primera vez desde septiembre, aunque la tasa de mortalidad es aún el doble que la media comunitaria.
Razvan Bobe, médico de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario de Urgencia de Bucarest, coincide con Azocai a la hora de destacar este factor. “Las epidemias evolucionan en ciclos u olas de mayor o menor intensidad, como se ha confirmado también durante esta pandemia”, explica el especialista, que atribuye parcialmente el desplome de los contagios a la reducción de la masa de población susceptible de contraer la enfermedad. “No es que el virus pierda virulencia, sino que la masa receptiva de la población, es decir, las personas que pueden contagiarse, se consume”, afirma.
Según un estudio publicado a finales de noviembre por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, un 70% de la población rumana desarrolló inmunidad natural al contraer el virus en algún momento de la pandemia, el porcentaje más elevado de toda Europa. En el otro extremo se sitúa Noruega, donde sólo un 3% consiguió inmunidad natural.
Este rápido descenso del número de casos, llevó a las autoridades rumanas a relajar su ofensiva para forzar a los escépticos a vacunarse, y la ley que obligaría a estar vacunado para ir al trabajo sigue sin ser sometida a votación en el Parlamento.
Para cerca de tres millones de italianos la pandemia no existe
Casi el 6% de los italianos, cerca de tres millones, piensan que el covid no existe, cuando los más de 17.000 nuevos contagios ayer obligaron al Gobierno a imponer nuevas medidas para contener el virus que entrarán en vigor mañana ante la cercanía de las navidades. Además del 5,9% que no cree en la existencia del coronavirus, el 10,9% considera que la vacuna es inútil e ineficaz, el 31,4% que es un fármaco experimental y el 12,7% que la ciencia produce más daño que beneficio, según un informe del Centro de Estudios Inversión Social (Censis) sobre la situación social del país.
En el estudio se asegura que “lo irracional se ha infiltrado en el tejido social” del país y que existe entre los italianos “una irrazonable disponibilidad a creer en supersticiones premodernas, prejuicios anticientíficos, teorías infundadas y especulaciones conspirativas” . Entre ellas figuran las teconológicas, con el 19,9% que “considera el 5G como una herramienta muy sofisticada para controlar las mentes de las personas”, y negacionismo histórico-científico: el 5,8% está seguro de que la Tierra es plana y el 10% cree que el hombre nunca aterrizó en la Luna”.
Además, el 39,9% de los italianos está convencido del “peligro de la sustitución étnica”, al estimar que “la identidad y la cultura nacionales desaparecerán debido a la llegada de los inmigrantes, portadores de una demografía dinámica en comparación con los italianos que ya no tienen hijos, y todo esto sucede por el interés de supuestas luchas opacas y globalistas”, según el estudio.
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