El jefe de los mercenarios Wagner entra en Rostov e incita a la rebelión armada

Las autoridades rusas abren una causa en su contra por rebelión armada mientras Moscú entra en estado de alerta antiterrorista

Agencias

Publicado: 24 jun 2023 - 10:43 Actualizado: 24 jun 2023 - 11:46

Soldados rusos bloquean una calle de Rostov. // EFE
Soldados rusos bloquean una calle de Rostov. // EFE

Meses de tensión entre Yevgeni Prigozhin y la cúpula del Ejército ruso sobre el desarrollo de la guerra de Ucrania han terminado por explotar en las últimas horas con la entrada del jefe del grupo de mercenarios Wagner en la ciudad rusa de Rostov, sede del mando militar sur, mientras desde Moscú se ha abierto una causa penal en su contra por incitar a la rebelión armada, en lo que se trata de la mayor crisis interna a la que se enfrenta el Gobierno de Vladimir Putin desde el comienzo de la invasión del territorio ucraniano en febrero del año pasado.

Los acontecimientos se precipitaron en la tarde del pasado viernes, cuando Prigozhin acusó directamente a la oligarquía rusa y el Ministerio de Defensa, más concretamente al titular de la cartera y al hombre al que considera su némesis, Sergei Shoigu, de engañar al presidente para invadir Ucrania. Horas después, la organización denunciaba "un ataque con misiles asestado por militares" del Ejército ruso contra sus campos de entrenamiento. El Ministerio de Defensa rechazó categóricamente la acusación, que tachó de "provocación informativa".

Pasada la tarde, Wagner anunciaba el comienzo de una operación para dirigirse a Rostov, sede del mando sur y donde supuestamente se encontraba Shoigu en ese momento, según el grupo, para pedir explicaciones de lo ocurrido al ministro de Defensa. "Esto no es un golpe militar. Esta es una marcha por la justicia", zanjó el grupo mientras el Kremlin lanzaba la primera reacción contra Prigozhin: la apertura de una causa penal en su contra por incitar a la rebelión armada, un delito que podría ser castigado con hasta 20 años de cárcel.

Intento de frenar la rebelión

Poco después, nombres tan destacados como el del principal comandante de las fuerzas rusas en Ucrania, Sergei Surovikin, comparecían en las redes sociales para exigir a los mercenarios que cesaran en su avance y "obedecieran la voluntad" del presidente Putin. "Nuestra sangre es la misma. Somos guerreros. Os pido que os detengáis porque el enemigo (Ucrania) está esperando que precisamente a que empeore la situación política interna de nuestro país", declaró Surovikin.

Esta reacción no intimidó en lo más mínimo a Prigozhin, quien aseguró en su anuncio de entrada en la ciudad que sus fuerzas habían sido recibidas como salvadores por la población y por las fuerzas rusas apostadas allí. "Las unidades del Ministerio de Defensa, o más bien reclutas a la fuerza, que bloqueaban nuestro paso se han echado a un lado, y los guardias fronterizos han abrazado a nuestros combatientes", manifestó.

La reacción de otros países

En esas alturas de los acontecimientos, Estados Unidos y Ucrania comenzaron a tomar nota de lo sucedido aunque guardando un estricto silencio. Fuentes del Gobierno estadounidense estimaron, en comentarios a la CNN bajo condición de anonimato, que el avance de Prigozhin y sus hombres a Rostov no parecía una argucia para que las fuerzas ucranianas bajaran la guardia. "Creemos que es real", han asegurado.

Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ucraniano se limitó a tomar nota de la situación con un escueto mensaje: "Estamos observando". El asesor de la Presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, describió la situación como un ejemplo de "poesía clásica rusa" y avanzó que "vienen tiempos tumultuosos" y que "el proceso histórico es irreversible".

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