El fallido golpe de Estado en Turquía se salda con 265 muertos y 2.800 detenidos
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La intentona militar contra Erdogán se saldó con alrededor de 200 muertos, 1.500 heridos y 2.800 soldados detenidos
n n n La intentona de golpe militar que mantuvo en vilo Turquía durante toda la noche pasada, desembarcó ayer en una manifestación de fuerza del Gobierno islamista, que se ha apresurado a realizar purgas en la Judicatura, a la vez que recibía el respaldo de todos los partidos políticos. Según las cifras difundidas por el primer ministro, Binali Yildirim, el balance del golpe son 265 muertos, entre policías, soldados leales al Gobierno y civiles a lo que se añadirían los fallecidos en el bando de los golpistas, mientras que los heridos se acercan a los 1.500.
Esta última cifra contrasta con la avanzada por las autoridades militares leales horas antes, que hablaban de 104 golpistas muertos.
Más de 2.800 soldados fueron detenidos tras fracasar el golpe, y el Ministerio de Interior anunció la destitución de 5 generales y 29 coroneles. Entre los militares detenidos se hallan los generales Adem Huduti, comandante del 2º Ejército de Turquía, que controla la lucha contra la guerrilla kurda en el sureste del país, y Erdal Öztürk, comandante del 3º Ejército, estacionado en Anatolia oriental.
Pero además, el Gobierno inició una purga de la Judicatura, y la Junta Superior de Jueces y Fiscales ha destituido a 2.745 magistrados, al tiempo que el Ministerio de Justicia destituyera a 5 de los 22 miembros de ese mismo cuerpo. Al mismo tiempo, la policía detuvo a 10 jueces del "Danistay", la máxima autoridad jurídica para contenciosos administrativos, y tiene a otros 38 en búsqueda y captura, mientras que hay orden de arresto contra 140 jueces del Tribunal Supremo (Yargitay), y se ha detenido a Alparslan Altan, juez del Tribunal Constitucional.
A media tarde comenzó en el Parlamento una sesión especial en la que Binali Yildirim describió la jornada de ayer como "una fiesta de la democracia", resaltando que la población se había opuesto a los golpistas. Yildirim, líder del gobernante partido AKP, obtuvo el respaldo de los tres partidos de la oposición, que condenaron el golpe de forma unánime, aunque hicieran veladas críticas a la deriva autoritaria del Gobierno.
Delante del Parlamento se reunió una muchedumbre que celebraba el fracaso del golpe pero que en sus gritos de apoyo al Gobierno del AKP llegó a pedir la pena de muerte (abolida en Turquía) para los golpistas, con gritos como "¡Dinos que matemos, y mataremos!"
Según las imágenes difundidas por las televisiones turcas, muchos militares golpistas sufrieron un violento acoso por parte de ciudadanos que habían salido a la calle de madrugada siguiendo el llamamiento del Gobierno, y algunos sólo fueron salvados del linchamiento por la intervención de la policía. La web opositora Odatv difundió además la imagen de un soldado al le cortan la cabeza a la manera de los yihadistas del Dáesh. Las fotos muestran un gran número de jóvenes barbudos, algunos con atuendo claramente islamista, entre los manifestantes antigolpistas de la madrugada, casi todos varones, en un llamativo contraste con las manifestaciones izquierdistas que en Turquía suelen contar con tantas mujeres como hombres.
Las protestas se convirtieron en celebraciones después de que, al amanecer, los soldados golpistas abandonaron los tanques sobre el puente del Bósforo y se rindieron a la policía, un instante transmitido en directo por las televisiones.
Hasta ese momento habían sembrado pánico los vuelos rasantes de cazabombarderos sobre el centro de Estambul y Ankara, rompiendo la barrera del sonido con un efecto fácil de confundir con detonaciones, sin que la ciudadanía supiera si estaban pilotados por rebeldes o leales al Gobierno. Según los medios turcos, dos helicópteros de los golpistas fueron abatidos por cazas, pero otros aviones bombardearon el Parlamento, dejando heridos y graves daños materiales.
Erdogán apunta a Fethullah Gülen, un predicador exiliado en EE.UU.
La verdadera motivación de los conspiradores es aún oscura, pero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha adjudicado de inmediato la responsabilidad a la red de seguidores del predicador Fethullah Gülen, hasta 2013 firme aliado del Gobierno islamista cuya ideología comparte, y desde entonces acérrimo enemigo.
Los medios afines a Gülen han negado tajantemente toda implicación y han transmitido una condena del golpe por parte del predicador, exiliado en Pensilvania.Aunque la presencia de los gülenistas en Policía y Judicatura era conocida, hasta que estos cuerpos sufrieron amplias campañas de purgas en los últimos años, no hay constancia de que los mandos militares, de tradición firmemente laica, tengan simpatías por la cofradía religiosa.
En su primera intervención pública ayer, Erdogan ha descrito el golpe como "un regalo de dios" que permite extender la purga de gülenistas al Ejército.
Tras fracasar el golpe, un helicóptero militar turco aterrizó ayer al mediodía en el aeropuerto griego de Alexandrúpolis y sus ocho tripulantes han solicitado asilo político. El aparato entró en el espacio aéreo griego y al no tener un plan de vuelo oficial, pidió permiso para realizar una aterrizaje de emergencia. De los ocho tripulantes, siete llevaban uniformes militares, añade el citado medio, mientras que uno iba vestido de civil.
Según los medios helenos, la policía griega los detuvo por entrar en el país de forma ilegal y los ha llevado a la jefatura de policía de Alexandrúpolis, en el noreste de Grecia, cerca de la frontera con Turquía. El Ministerio de Defensa griego confirmó que los tripulantes han solicitado asilo político, petición que las autoridades griegas tienen que examinar.n
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