Los españoles en Catar tratan de sortear la crisis con calma

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El pánico de los residentes por el cierre de fronteras provocó avalanchas en los supermercados

Marta Pérez Cruzado Dubái (EAU)

Publicado: 09 jun 2017 - 03:20 Actualizado: 10 jun 2017 - 02:14

Residentes en Catar acuden a un supermercado para comprar alimentos
Residentes en Catar acuden a un supermercado para comprar alimentos

El bloqueo al que ha sido sometido Catar por parte de Arabia Saudí, Emiratos, Baréin y Egipto debido a su supuesto apoyo a organizaciones terroristas afecta a la vida diaria de los españoles que viven en el pequeño emirato, quienes intentan no perder la calma.

Aunque la "sensación es de normalidad, el cierre de fronteras complica las importaciones y las exportaciones, así como los negocios en la zona", explicó Geles Rivera, arquitecta de 37 años.

Rivera reveló que, tras conocerse la noticia del bloqueo, "la gente comenzó a mandar fotos por "whatsapp" de la avalancha que se produjo sobre los supermercados: los residentes habían entrado en pánico y estaban adquiriendo alimentos de manera exagerada".

"Mi jefe, incluso, dio permiso a aquellos que tuvieran hijos para salir del trabajo e ir a comprar", dijo desde Catar a través de esa aplicación de mensajería.

Según la arquitecta, algunos padres fueron más allá y preguntaron en los colegios si podían "adelantar los exámenes finales" de sus hijos "para salir cuanto antes del país". De hecho, reconoció que ella misma pidió presupuesto a una compañía de correo para mandar cajas por barco a España.

Entorno al 90 por ciento de los aproximadamente dos millones y medio de habitantes de la pequeña península emiratí son extranjeros: un 30% árabes, 20% indios, 13% nepalíes, 10% filipinos, 7% pakistaníes, 5% de Sri Lanka, 5% europeos y norteamericanos, según datos de la embajada española en Doha. Aún así, la arquitecta dijo que las empresas y el Gobierno de Catar están "ofreciendo alternativas de manera que se pueda hacer todo". "Se están importando alimentos desde Turquía e Irán y el Gobierno ha prohibido subir los precios", puntualizó.

Por su parte el ingeniero de Calidad Luis Carlos Barroso, de 30 años, señaló que los proveedores les transmiten "tranquilidad y total disponibilidad de productos y servicios".

Las "amistades peligrosas" del país

Los Estados árabes, con Arabia Saudí a la cabeza, que tratan de asfixiar a Catar para que dé un giro de 180 grados a su política exterior, le acusan de apoyar a grupos terroristas y a países que amenazan la estabilidad en la región. Irán, los Hermanos Musulmanes egipcios, tunecinos y libios, el movimiento palestino Hamás, el grupo chií libanés Hizbulá y los rebeldes hutíes del Yemen son algunos de los amigos de Doha que a sus vecinos árabes les provocan sarpullidos con solo ser nombrados. Pero, además, acusan al emirato de Tamim bin Hamad al Zani de respaldar a entramados terroristas como la antigua filial de Al Qaeda en Siria o el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

"Catar empezó a apoyar abiertamente a los Hermanos Musulmanes en toda la región durante la Primavera Árabe", porque consideró que eran la "ola del futuro", pero cuando cayeron en desgracia rápidamente en todos los países, esto se volvió contra el emirato, explica Trager, experto del Washington Institute for Near East Policy. Según Trager, fue una "apuesta estratégica" pero también ideológica.

Por otra parte, Doha siempre ha mantenido una relación cordial con Irán, acérrimo enemigo de los países árabes del Golfo, con quienes compite por imponer su hegemonía regional. Esta "guerra fría" ente Irán y Arabia Saudí alimenta los conflictos de Siria -donde Teherán apoya al régimen y Riad a los rebeldes- y del Yemen -donde los saudíes defienden al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi y los iraníes a los rebeldes hutíes. Estas tensiones afectan a todos los países donde conviven las comunidades suníes y chiíes, como Iraq, el Líbano y Baréin.n

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