El derecho al aborto, clave en las legislativas de EEUU
Los demócratas aspiran a movilizar a su electorado por este asunto en las urnas de mañana
Si hay un tema en las elecciones de medio mandato de mañana en EEUU sobre el que los estadounidenses votarán con un nudo en la garganta es el aborto, un asunto que aparece en la papeleta de cinco estados, con el que los demócratas aspiran a movilizar a su electorado. Mañana, no solo se vota el Congreso federal, sino multitud de cargos estatales y una serie de referendos sobre una variedad de cuestiones, entre ellas el aborto. En este caso los estados de California, Michigan y Vermont buscan blindar su acceso, mientras que Kentucky y Montana quieren limitarlo más.
En Kentucky, donde el aborto de hecho ya está prohibido salvo en contadas excepciones como cuando está en peligro la madre, los republicanos buscan modificar la Constitución estatal con la propuesta de enmienda 2, que afirma de forma explícita que de la Carta Magna no emana ningún derecho al aborto. Básicamente lo que se pide a los electores es renunciar a un derecho para cerrar la puerta a cualquier pleito sobre la ley en vigor en Kentucky, que ya lo veta de facto.
Aun así, “lo que puedo decirle es que la mayor parte de la gente en Kentucky siente que debería haber excepciones médicas, la mayoría cree en excepciones en casos de violación o incesto”, afirma Kaitlyn Soligan, directora de Comunicación de “Protect Kentucky Access”, una coalición no partidista que aboga por rechazar la Enmienda 2.
Soligan y su compañera, Flavia García, cubana residente en Louisville, están inmersas en la campaña para convencer a los votantes para que opten por el “no”. La tarea no es fácil, esto es el sur de EEUU, el llamado cinturón de la Biblia, donde el mapa se tiñe de rojo republicano en las elecciones, pese a que Louisville pone el punto azul demócrata a la cartografía.
Su motivación va más allá de los eslóganes políticos. Ambas tuvieron abortos, Soligan en 2021 y García en 2019: “Es una experiencia que te criminaliza, sientes que has hecho algo equivocado, Kentucky siempre ha tenido eso, te hacen sentir que has hecho algo mal por elegir sobre tu cuerpo y tu futuro”, lamenta la joven cubana.
A su lado Soligan asiente y destaca que con la prohibición del aborto por primera vez se está hablando abiertamente sobre este asunto. Ella tuvo que interrumpir su embarazo hace un año por recomendación médica al descubrir que su bebé no iba a sobrevivir. Y es que en EEUU existe el tabú de llamar a las cosas por su nombre en lo que respecta al aborto, como le pasó al presidente Joe Biden, quien tardó meses en usar esa palabra pese a la inminencia del fallo del Tribunal Supremo de finales de julio que eliminó la protección federal a ese derecho.
“Dejemos de maquillar las cosas”, pide cansada una vecina del Distrito 33 de Kentucky en una improvisada conversación en la calle con los voluntarios de la organización Planned Parenthood, que tiene la mayor red de clínicas de servicios reproductivos de EEUU y que desarrolla una campaña puerta a puerta para promover el “no”.
De la misma opinión es Tamarra Wieder, directora estatal en Kentucky de Planned Parenthood, quien recuerda que los demócratas en el estado jamás mencionaban antes la palabra “aborto” pero que ahora hablan de ello y sin estigmatizar, porque al principio el debate se centraba en las excepciones por incesto y violación, y actualmente aluden a él como “atención sanitaria” en general.
La activista habla desde la clínica que Planned Parenthood tiene en Louisville, una de las dos existentes en el estado, que sigue abierta para ofrecer servicios sanitarios, aunque no practica abortos desde agosto. Actualmente, las mujeres que desean interrumpir su embarazo deben ir a otros estados, como Illinois.
La propaganda electoral en contra de la enmienda puede verse fuera de los lugares de votación de la ciudad. En el Centro de Kentucky para el Legado Afroamericano, la totalidad de electores consultados en la primera jornada de voto anticipado aseguraron haber rechazado la iniciativa republicana.
Sin embargo, en los suburbios de Louisville, las respuestas cambian. En las inmediaciones del centro de voto instalado en el palacio de conferencias de Paroquet Springs, en Shepherdsville, a unos 30 kilómetros, no hay un solo cartel en contra de la enmienda 2, todos abogan por el “sí”.
Mary Bethan, de 51 años, votó a favor, pero tiene “sentimientos encontrados”, reconoce. Votó “sí” porque cree que el aborto no debe financiarse con dinero público en EEUU. Después, se atreve a contar su propia vivencia: tiene una hija de 13 años con Síndrome de Down que se quedó embarazada el año pasado y que, pese a las recomendaciones del médico para que abortara, tuvo al bebé. “Es algo entre ella y Dios”, indica.
Los activistas a favor del derecho al aborto se muestran confiados en que Kentucky seguirá los pasos de Kansas, que en un referéndum similar rechazó imponer más restricciones.
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