Crece la presión para que Israel permita la ayuda humanitaria a Gaza
Por el momento, la frontera está cerrada. Ocho camiones con ayuda esperan para entrar en la Franja y del otro lado, palestinos con pasaporte extranjero buscan escapar de las bombas
Sin agua, electricidad ni internet, una multitud de palestinos desesperados se concentró ayer en el paso de Rafah, que conecta la Franja de Gaza con Egipto, con la esperanza de que entrara una ayuda humanitaria que no acaba de llegar, en medio de los rumores de que el paso iba a abrir. Sin embargo, las horas pasaron y el cruce seguía cerrado para los palestinos. En concreto aguardaban a que ocho camiones con ayuda entraran a la Franja con asistencia humanitaria y que se permitiera a los palestinos con pasaporte extranjero, especialmente estadounidense, salir del enclave, controlado por el grupo islamista palestino Hamás, hacia Egipto.
Todo ello en medio de informaciones que indicaban que había un acuerdo entre Egipto, EEUU e Israel para un alto el fuego en la Franja, que más tarde fueron desmentidas por la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Ni alto el fuego, ni tampoco ayuda humanitaria, a cambio de la salida de aquellos con pasaporte extranjero. Así de tajante fue la oficina de Netanyahu a la hora de desmentir esas informaciones, pese a que el domingo el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, anunciara en El Cairo un arreglo con la implicación de la ONU, Egipto y otros actores para abrir el paso de Rafah a la asistencia.
No obstante, en caso de que esa ayuda atravesara el paso fronterizo, lo tendría complicado para acceder a los gazatíes, ya que, las dos principales calles de Rafah por las que tendrían que pasar los 8 camiones desde el cruce están completamente bombardeadas.
Una de ellos era Eilen al Tauil, una palestino-estadounidense, que intentó salir por Rafah en varias ocasiones, sorteando los bombardeos israelíes. “Vine de visita a Gaza, mi pasaporte (estadounidense) expiró, y luego en la Embajada de EEUU no hicieron nada para ayudarnos”, lamentó Al Tauil, que denunció que la legación estadounidense solo está ayudando a quienes están en Israel, pero no a las personas que se encuentran en Gaza.
Esta mujer, que reside de Salt Lake City (Utah, EEUU), precisó que hace tres días tuvo que evacuar su casa en Gaza por los bombardeos y que desde entonces estuvo trasladándose de un sitio a otro junto a su familia huyendo de los ataques israelíes. “Está siendo muy duro -agregó-, no tenemos agua ni en los lavabos ni en los baños”, indicó.
No muy lejos de Al Tauil se encontraba también a la espera de la apertura del cruce Ayam, una joven de 17 años con pasaporte británico. “Estamos intentando salir, vinimos aquí hace dos días, pero no estaba abierto y regresamos a casa. Hoy volvimos a primera hora del día”, dijo Ayam, quien señaló que, debido a la falta de conexión a internet, cada vez que escuchan una bomba no saben de dónde viene. Ayam y los miembros de su familia aspiran a salir a Egipto si el paso se abre en el algún momento, porque, como detalló la adolescente, la situación en la Franja es “terrible”.
Hamás afirmó que por décimo día consecutivo Israel no bombeó “ni un litro de agua potable” al enclave. El portavoz del ministerio de Interior y de Seguridad Nacional de Hamás, Iyad Al Bozum, subrayó que el corte del agua potable “está obligando a beber agua contaminada” a los gazatíes.
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