Una ciudad que reza por la paz en el país vecino

En las iglesias se ora por Ucrania, también se pide colaboración económica destinada a cubrir necesidades inmediatas. Las concentraciones delante de la embajada rusa son habituales. Recientemente hubo una manifestación bajo el lema “Matki wołają - przestańcie strzelać do dzieci ” (“las madres gritan: dejen de matar a los niños”) desde Plac Trzech Krzyży, en el centro de la ciudad, hasta la embajada rusa. Y una semana antes, cientos de hombres polacos, solo hombres, de todas las edades ocuparon la Plac Zamkowy de rodillas rezando el rosario después de asistir a un oficio religioso en la catedral.

Las banderas, ucraniana y polaca, penden juntas en los edificios públicos, en el transporte de la ciudad, en el Camino Real y en vías principales; también en edificios privados. Hay taxis con la bandera ucraniana en solidaridad con los refugiados. Carteles con la imagen de Putin que evidencian, para decirlo suavemente, el enfado contra el invasor. Algunos anuncios han sustituido su publicidad comercial por frases de Juan Pablo II. La TV pública, y algunas cadenas privadas, dedican las 24 horas a informar del conflicto. Y hay murales que hablan de Paz; la misma paz que un cartel con un “No a la guerra”, en ucranio, polaco, inglés y ruso, reclama desde la barandilla de un viaducto.