El rugby, un deporte de cantera en Vigo

Cuando aprieta el frío, cuando nada es mío, cuando el mundo es sórdido y ajeno", recoge la canción de Sabina, precedida de “y dile que la echo de menos”. Podríamos hablar de amor, de pasiones de hombre, pero en este caso es amor, deportivo, al rugby en As Lagoas. Ayer, como siempre, como toda la vida, la temperatura era fresca en la ciudad universitaria. Muchos grados menos que en el centro y allí, en ese contexto, es el lugar en el que el jugador, el entrenador, el aficionado, la echa de menos.

La añorada es la pelota ovalada, la almendra o “el melón”, como lo describe uno de los presentes al balón en la banda de la jornada +Deporte Atlántico. Y, así, como parte del ritual, los cuarenta jugadores de los equipos masculino y femenino del Kaleido Vigo Rugby corren para sacudirse ese frío y calentarse mientras el vapor sale de sus bocas y tratan de enlazar pases. Algo siempre dificultoso cuando la sensibilidad de los dedos está lastrada.

Tras el tercer ejercicio llegó la fotografía conjunta, organizada extraordinariamente rápida por los jugadores, tan acostumbrados a formar melés y torretas para los saques de lateral, que dos filas son un ejercicio para principiantes. Rápido, sin enfriar, y para la siguiente ejecución. 

Aunque apriete el frío, no lo hay si existe un compañero al que pasar el balón, si cerca está el que ayuda a empujar, si tienes cerca el que apoya en la siguiente jugada. Así es parte de la filosofía del rugby y también ayuda en los días difíciles de As Lagoas. En los enfrentamientos duros, en las derrotas y en las victorias. El colectivo, en el que cada uno tiene que hacer “su trabajo, pero todo su trabajo”.

En ello estaban los jugadores del Vigo Rugby en la sesión conjunta de +Deporte Atlántico. Practicaban pase, toma de decisiones, levantar el balón, cruces. También hubo algo de placaje y contacto. Eso sí, con ciertas precauciones para evitar alguna lesión inoportuna. Lo importante es que “aunque apriete el frío”, el calor humano, el compañerismo y la pasión por el deporte lo eliminen y conviertan la jornada en una agradable sesión de calor humano y deportivo. 

Volverá a echarse de menos el balón oval, lo hará cuando se encuentre lejos, cuando no puedas tener cerca a ese compañero o cuando un día vuelvas al campo de As Lagoas Marcosende y regrese el frío que traerá los recuerdos. Que pueden ser de grandes gestas deportivas, de tonganos que vinieron a probar su deporte en Europa cuando el equipo de la ciudad estaba en División de Honor o de jóvenes estudiantes que las "liaron" para un entrenamiento y encontraron deporte, amistad y vida. Incluso el recuerdo es de un joven escribiente en prácticas que relató las hazañas de Chema Fernández como jugador y veinte años después escribe una sesión de +Deporte Atlántico en la que el espigado delantero ejerce de entrenador y, entre grito y explicación, trata de combatir un día más en el que aprieta el frío. “Y tenéis suerte que no llueve”, matiza. Muy cierto.