Luis Espada, historia viva de la Universidad de Vigo

El título de rector lleva parejo el tratamiento de magnífico, un calificativo que define perfectamente la trayectoria personal y profesional de Luis Espada Recarey. Su vocación de servicio público ha trascendido incluso más que su ingente labor investigadora. Y en ella sigue, a punto de cumplir 85 años, al frente del observatorio de personas tituladas de la universidad que él fundó hace algo más de 35 años

Luis Espada posa para Atlántico frente a la Escuela de Ingeniería Industrial de la UVigo.
Luis Espada posa para Atlántico frente a la Escuela de Ingeniería Industrial de la UVigo. | J.V. Landín

El destino y su constante empeño por abrir caminos le llevó a ser pionero en muchas facetas. Luis Espada Recarey (A Coruña, 1940) fue el primer profesor que tuvo la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de Vigo y el primer rector de la Universidad de Vigo. Años después fue el primer presidente del Tribunal de Garantías de la misma universidad, y primer Valedor do Cidadán de Vigo hasta hace pocas semanas. Doctor en Química Técnica por la Universidad de Santiago y en Química Aplicada por la de Mánchester, consagró su actividad profesional a la investigación y la docencia universitaria como profesor, catedrático y, en la actualidad, profesor emérito. A punto de cumplir 85 años sigue activo como director del Observatorio de Personas Tituladas de la Universidad de Vigo.

Investigador siempre en la vanguardia, le tocó crear una Universidad sin presupuesto ni aulas con campos en Ourense y Pontevedra

Lleva ya más tiempo en Vigo que en su Coruña natal.

Nací en A Coruña, cierto, pero en realidad vivía en Ferrol, porque mi padre trabajaba en Bazán. A Coruña solo iba de vacaciones a casa de mis abuelos, así que cuando llegaba me consideraban ferrolano y en Ferrol me llamaban coruñés. Lo cierto es que me siento muy orgulloso de ser vigués de adopción. Aquí llevo viviendo desde 1976.

Se doctoró en Santiago y se fue a Mánchester a hacer otro doctorado. ¿Por qué?

Al día siguiente de leer la tesis en Santiago cogí el tren y me fui a Mánchester. Tardé dos días en llegar con una maleta pesadísima, y de aquella no tenían ruedas, como ahora. Ya te puedes imaginar cómo fue el viaje, lleno de transbordos, en trenes de los años sesenta del siglo pasado. Primero a Hendaya, luego a París, de ahí a Calais, cruzar el canal de La Mancha y ya en Inglaterra en tren hasta Mánchester. Me habían ofrecido trabajar en una técnica muy novedosa en aquel momento de calorimetría y además tenía un magnífico profesor que dirigía mi tesis. Al terminar me ofrecían un trabajo muy bueno en Texas, porque tenía una beca del British Council y otra de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, pero preferí volver a España.

¿Y a dónde fue?

A Tarragona, a trabajar a una industria química y lo compaginaba con la docencia en la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de la Politécnica de Barcelona. De lunes a viernes estaba en la empresa y los sábados daba clase tres horas por la mañana y tres por la tarde.

Y en 1976 llegó a Vigo.

En septiembre de 1976. Fui el primer profesor que llegué. Me subí a un taxi y le pedí que me llevase a donde estaba la escuela. El taxista me dijo, “pero si eso no existe”. “cómo que no existe si yo vengo de profesor a esa escuela”. Total, que al día siguiente me presenté en el ayuntamiento y pedí hablar con el alcalde, que entonces era Joaquín García Picher. Muy amablemente me llevó en su coche hasta el sitio de la escuela y allí lo que había era aire. No había nada. Me dijo que no me preocupara que para el principio de curso estaría allí, porque iban a construirla con unos prefabricados que traían de Carril. Y me fui a Tarragona.

La primera clase que di en Vigo fue de pie, no había sillas en el aula

Cuando volvió, en octubre, ¿ya existía la escuela?

Sí, ya estaban los prefabricados y cito a los alumnos para las nueve de la mañana, pero no había sillas. La primera clase fue como en el cuartel, todos de pie. Llegaron por la tarde y las descargamos entre un bedel y unos profesores. 

¿Fue el germen de la Universidad de Vigo?

Fue la primera titulación superior que se podía empezar y acabar en Vigo. Había otras titulaciones, en las que podías hacer los tres primeros años en Vigo y acabarlas en Santiago.

La Universidad de Vigo se crea en 1989, ¿cómo fue su génesis?

En la década de 1980 hay un debate en el seno de la Universidad de Santiago ante el crecimiento del número de alumnos, en el sentido de que había que afrontar ese reto de alguna manera, bien mediante la descentralización, bien por segregación de los campus que había fuera de la ciudad compostelana. Entonces se decide la segregación, creando las universidades de A Coruña, que tendría también un campus en Ferrol, y la de Vigo, con campus en Pontevedra y Ourense. El rector me nombra delegado en 1988 para ir preparando el camino. Pero fue una segregación por ruptura, quiero decir, que no hubo una transición que habría sido necesaria, desde mi punto de vista.

¿En qué sentido?

Yo soy nombrado rector en septiembre de 1989 de una universidad que no tiene presupuestos, ni nada. La transferencia del personal, los centros, etcétera, se hace en enero de 1990. Fue una etapa complicada porque todo lo que se consiguió fue a base de mucho esfuerzo, desde las titulaciones a los inmuebles. Pero fue una gran experiencia.

Después sería usted “Defensor de la Universidad”.

En realidad en Vigo se optó por la creación de un Tribunal de Garantías y yo fui, efectivamente, el primer presidente que tuvo. Había alguna universidad más que tenía esa figura pero con carácter unipersonal, que se conocía como defensor de los universitarios. Incluso fui presidente nacional de los defensores universitarios y redacté el documento a partir del cual se elaboró la ley que hizo obligatoria esa figura en todas las universidades españolas.

Primer Valedor do Cidadán de Vigo, también fue y sigue siendo el primer director del Observatorio de Personas Tituladas. ¿Cuál es la función de esta entidad?

Es un observatorio que nos permite saber en qué situación se encuentran las personas que salieron tituladas de la Universidad de Vigo. Es decir, dónde se encuentran, qué tipo de trabajo desempeñan, qué les sobró y qué les faltó en su formación, cuánto tiempo tardaron en conseguir empleo, si es de su especialidad, con qué cargo… lo que aporta una información muy detallada e importante para el propio funcionamiento de la universidad y nos brinda datos ciertamente muy interesantes. Por ejemplo, el primer gran estudio, realizado en 2015, mostraba un mapa en el que encontrábamos titulados de nuestra universidad en todas las comunidades autónomas de España y en 74 países de los cinco continentes. Estamos con un nuevo estudio y quiero subrayar el trabajo importantísimo que desarrolla Víctor Martínez Cacharrón.

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