Juan Carlos asiste al partido de su nieto, Pablo Urdangarín, en Pontevedra

Se trasladó a Pontevedra para ver un partido de balonmano tras cancelarse la regata en Sanxenxo.

AGENCIAS

Publicado: 21 may 2022 - 23:30 Actualizado: 22 may 2022 - 11:35

El rey emérito Juan Carlos I conversa con su nieto Pablo Urdangarín, tras el partido de balonmano disputado entre el Barça B y el Club Cisne Balommano, este sábado en el pabellón municipal de Pontevedra. EFE/Salvador Sas
El rey emérito Juan Carlos I conversa con su nieto Pablo Urdangarín, tras el partido de balonmano disputado entre el Barça B y el Club Cisne Balommano, este sábado en el pabellón municipal de Pontevedra. EFE/Salvador Sas

El rey emérito Juan Carlos I se quedó ayer sin competir a bordo del Bribón 500 en la segunda jornada de regatas del Trofeo Viajes InterRías a causa del cambiante viento que se registró en Sanxenxo, donde está alojado en su regreso a España tras pasar cerca de dos años residiendo en Abu Dabi. En un día en el que volvió a marcar la actualidad política en España, el rey emérito llegó en un coche conducido por su amigo y anfitrión, el empresario Pedro Campos, al Real Club Náutico de Sanxenxo minutos antes de las once de la mañana, donde lo esperaba un nutrido grupo de periodistas, ante los que rehusó hacer declaraciones, y cerca de una veintena de simpatizantes, que le repartieron vítores y aplausos.

Allí fue donde se subió a su embarcación, en la que incluso fue fotografiado besando a un perro de uno de los participantes en la regata, con la que, por primera vez en tres años, navegó por la ría de Pontevedra durante varias horas, a la espera de que diese inicio una competición que finalmente, y tras varias idas y venidas, tuvo que ser suspendida por la inestabilidad del viento.

A su regreso a tierra, apenas superadas las cinco de la tarde, Juan Carlos sí quiso, aunque brevemente y solo a una de ellas, atender las preguntas de la prensa acerca de su estancia en España. “Muy buena. Ya lo veis, ya lo veis”, dijo, desde el vehículo que lo llevaba de nuevo a Nanín, lugar cercano donde se halla el chalet de Campos. El número de curiosos observando la escena era esta vez superior al de la mañana y, con ello, también fueron más intensos los vítores hacia su persona, que incluyeron invitaciones a quedarse en Galicia.

VA A VER A SU NIETO

El rey emérito Juan Carlos I se trasladó ayer por la tarde hasta la ciudad de Pontevedra para ver el partido entre el Cisne y el Barça B, en el que el conjunto pontevedrés venció y logró ascender, con ello, a la Liga Asobal, máxima categoría de balonmano. Tras suspenderse las regatas en Sanxenxo, el rey emérito se montó en el coche conducido por su amigo Pedro Campos-su anfitrión durante este fin de semana-para ir al pabellón pontevedrés a seguir el partido, ya que su nieto Pablo Urdangarin forma parte de la cantera del club catalán.

Don Juan Carlos se sentó en la grada en un lugar bien visible, debajo del palco, y desde allí siguió muy atento el enfrentamiento en el que el hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin jugó buena parte del tiempo. A la izquierda del emérito se sentóCampos, mientras que a su derecha estaba su pariente Pedro de Borbón-Dos Sicilias. Durante el descanso del encuentro, la megafonía del pabellón pontevedrés avisó de la presencia del ex jefe de Estado y los asistentes, seguidamente, arrancaron a aplaudir y vitorearle. Al finalizar el partido, mientras el Cisne celebraba el ascenso a la Liga Asobal con saltada al campo por parte de los aficionados incluida, Don Juan Carlos-tras una pequeña caída de la que le tuvieron que ayudar a reincorporarse-se acercó a la valla del campo. En ese mismo momento, Pablo Urdangarin se estaba sacando “selfies” con varios niños que se le acercaban y, acto seguido, acudió al punto donde estaba su abuelo para abrazarlo durante unos segundos. Ambos se intercambiaron algunas frases al oído e, incluso, el jugador del Barça B le besó la mano.

Juan Carlos I abandonó el pabellón pasadas las 20,30 de la tarde ayudándose de dos personas, primero, y de su bastón, después, para volver a montarse al coche de Campos y marcharse tras su encuentro con su nieto Pablo Urdangarin..

LA MUJER DE PEDRO CAMPOS, “EMOCIONADA” POR SU “INVITADO DE HONOR”

La astróloga Cristina Franze, esposa del regatista Pedro Campos, amigo íntimo de Juan Carlos I y junto a su mujer anfitrión de su estancia de tres días y cuatro noches en Sanxenxo, pues se aloja en un chalet de ellos, dedicó varias historias en su Instagram a su “invitado de honor” al que elogia. “Nuestro invitado de honor, la persona más maravillosa y buena del mundo”, “muchísima emoción” (en Peinador con la llegada del avión privado que lo traía de Abu Dabi), o “este es el día más emocionante de mi vida, viva el rey y viva España de mi corazón” son algunos de los comentarios que acompañan a pequeños vídeos. Cristina Franze ya grabó con el móvil desde el coche particular de su marido a los periodistas que el jueves pasado esperaban al anterior jefe de Estado en el aeropuerto vigués. Ella también acompañó a su cónyuge, al padre de Felipe VI y a la infanta Elena en la reaparición en el Real Club Náutico de Sanxenxo a disfrutar de un día de vela en el municipio pontevedrés. De esa localidad gallega partió el rey al fijar su residencia en la capital de los Emiratos Árabes Unidos y en ese municipio que en verano multiplica su población volvió al pisar nuevamente suelo español. La brasileña Cristina Franze, de 42 años, mujer del regatista Pedro Sánchez y treinta más joven que su marido, dice en su Instagram que es analista junguiana, por lo que ayuda a trabajar el conflicto dando prioridad al análisis del inconsciente, y que ayuda a las persona con el autoconocimiento a convertirse en sus propios sanadores.

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