¿Qué fue de los toros de Osborne en Galicia? ¿Todavía queda alguno?
Estas vallas publicitarias, cargadas de historia, se convirtieron en todo un símbolo cultural
Un tuit ha revivido la nostalgia y la curiosidad al hacer públicos los lugares en los que todavía se pueden ver los Toros de Osborne en España. Se trata nada más y nada menos de todo un símbolo cultural que, hace décadas, comenzó siendo parte de una estrategia publicitaria del Grupo Osborne para promocionar el brandy de Jerez. Estas vallas, de aproximadamente catorce metros de altura, se funden con los paisajes de nuestro país, pero también de otros, como es el caso de México. En Galicia existen cinco toros bravos, dos de ellos en Pontevedra.
El autor del mensaje ha lanzado un mapa en el que se muestran todos los toros de Osborne del país. Llama la atención la ubicación de los mismos, que en algunos casos, va más allá de la península. Así, se puede encontrar alguna valla en las islas Baleares y en las Canarias, incluso en Melilla.
La mayor parte de los toros de Osborne de Galicia se encuentran en Pontevedra, uno en Ponte Sampaio y otro en A Cañiza. Los otros tres se ubican en las otras provincias, uno en Xinzo de Limia (Ourense), otro en Betanzos (A Coruña) y otro en Becerreá (Lugo). El fotógrafo Pau Barroso se encargó de fotografiar todos los toros de Osborne para el libro "Toro de Osborne, 60 años" y dio parte de las aventuras por las que tuvo que pasar para obtener las instantáneas de los toros bravos en la comunidad como un ataque de avispas en Ponte Sampaio por intentar obtener la mejor imagen.
El mapa de los toros de Orborne 'gallegos'
Los toros de Osborne: más de medio siglo de historia
Para convertirse en un gran símbolo cultural que incluso a día de hoy queda fuera de los marcos del mundo taurino, estas vallas publicitarias han tenido que pasar por una auténtica odisea. En el año 1956, la agencia Azor Publicidad se encarga del diseño. Las primeras vallas, fabricadas en madera, se empiezan a colocar dos años más tarde. Inicialmente medían cuatro metros. El material se resentía ante las condiciones climatológicas del país, por lo que diseñaron nuevos toros de metal, estos de tamaño mayor: siete metros de altura.
Más adelante, en 1962, un cambio en la normativa de los carteles publicitarios en las carreteras empuja a la compañía a instalar vallas de 14 metros de altura. Casi tres décadas más tarde en 1988 la legislación obliga a retirar la publicidad de cualquier lugar visible desde las carreteras estatales. Con esta medida, desaparece la rotulación, pero no las vallas.
Pero en 1994 se desencadena todo un debate social, el Reglamento General de Carreteras ordena retirar todos los toros de Osborne. Gracias a las voces a favor, en 1997 la Justicia garantiza el mantenimiento de los toros. A partir de este momento este símbolo comercial pasó a formar parte de la cultura popular, tanto es así que en el año 2011, gran parte de los habitantes de Melilla consiguieron que se instalase una de las vallas.
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