Rueda vincula el futuro de Altri al informe de los técnicos

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, reafirmó que, pese a la manifestación de miles de personas que marcharon por las calles de Santiago este domingo en contra del proyecto de Altri en Palas de Rei (Lugo), él se mantiene en su postura: “confía” en los técnicos que analizan, entre otras cuestiones, si cumple con la normativa medioambiental y, si se ajusta y solo si esto ocurre, será autorizado.

“Creo que hay que tener firmeza en la gestión política y yo la tengo. Tengo confianza en los técnicos y en que lo que quieren los gallegos es que el futuro industrial esté en Galicia y no en otros sitios. Ya pasaron esas épocas en las que todas estas cosas se iban a otros lugares y nunca venían aquí. Ahora, si pueden venir, deben venir. Estoy seguro de que la inmensa mayoría de gallegos están de acuerdo”, proclamó.

Así se pronunció en la comparecencia posterior a la reunión semanal del Gobierno gallego, donde trasladó su “respeto” para los manifestantes “en general” y centrado “en los que acudieron de buena fe”. No en vano, admitió que “sí” le preocupa el malestar social ante este proyecto, aunque sugirió que tras el mismo hay una dosis de politización (apuntó al BNG especialmente) y de información insuficiente o parcial.

Dicho esto, aseguró que “todos” los que acudieron a la protesta del domingo en la capital gallega “pueden tener absolutamente seguros” que no se aprobará “nada” que no se ajuste a la “viabilidad técnica” o que vulnere la normativa medioambiental. Como “segundo y fundamental”, agregó que en cualquier decisión “el interés será el de mantener y captar puestos de trabajo para Galicia”. De lo contrario, advirtió que otras comunidades están “muy atentas” para “no dejar pasar esas oportunidades”. 

“Creo que nuestro deber es, si los proyectos son viables técnicamente, hacer lo posible para que los puestos de trabajo se queden en Galicia. Si no, ¿la alternativa cuál es? ¿Vamos a rechazar todos los proyectos que se presenten en Galicia simplemente porque se estima que no hay por qué hacerlos aquí, aunque cumplan la normativa?”, se preguntó.

Y al tiempo, defendió que el proyecto de Altri le parecía “maravilloso” a la oposición antes de que se celebrasen las elecciones autonómicas de febrero del año pasado. Pero esgrimió que, tras revalidar el PPdeG la mayoría absoluta, cambiaron de opinión.

Ana Pontón: “Galicia no puede ser el contenedor de una macrocelulosa que nadie quiere”

La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, pidió al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, que “baje de su torre de marfil”, que “rectifique” y que tenga la “humildad” de escuchar a las personas que se manifestaron este domingo en Compostela contra Altri y que defendieron que Galicia “no puede ser el contenedor de una macrocelulosa que no quieren en ningún sitio”. “Estoy convencida de que igual que pasó en el 2005, esta gran movilización va a ser un gran paso adelante en el cambio de ciclo que necesita Galicia, porque los gallegos y las gallegas dejaron bien claro que no están dispuestos a tener un Gobierno que trabaja a favor de Altri y en contra de sus vidas”, señaló. En este contexto, recordó que “Altri no, Galicia sí” fue la “voz unánime” que se expresó este domingo.

Besteiro, convencido de que el proyecto no tendrá financiación del Estado

El secretario xeral del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, trasladó ayer su “convicción” de que el proyecto de Altri no contará con financiación extraordinaria por parte del Gobierno del Estado. Besteiro consideró necesario evaluar el proyecto desde la “perspectiva de lo público” toda vez que “aspira a tener” fondos públicos. “Recordarán ustedes que hace unos meses el propio responsable de la empresa mencionaba que necesitaba 250 millones de financiación pública a fondo perdido para que fuese viable”, dijo. Según indicó, ya en aquel momento, aseguró que “un proyecto que necesitaba un 25% de fondos públicos a fondo perdido olía a chamusquilla”. “¿Qué ocurre si no hay esos 250 millones? ¿Ya no es viable económicamente?”, se preguntó para asegurar que eso supuso para los socialistas una “primera alarma”.