Un perito del Alvia cuestiona el baremo de las indemnizaciones
Un perito del Alvia cuestiona el baremo de las indemnizaciones
Sostiene en el juicio que las horquillas que contempla la ley “minimizan” la realidad de las secuelas
Uno de los peritos que compareció ayer en una nueva sesión del juicio por el accidente del Alvia que el 24 de julio de 2013 se saldó con 80 muertes y 145 heridos explicó que la baremación legal “minimiza” los efectos sobre las víctimas.
De nuevo intervinieron víctimas del accidente ferroviario, así como familiares y los propios peritos. Estos últimos ratificaron sus informes y evaluaron la puntuación que otorgaron a las secuelas de acuerdo con lo establecido en las horquillas legales que, según señaló uno de ellos, “minimizan” la realidad de estas situaciones “dramáticas”.
“No calificaría como leve el cuadro de estrés postraumático de ninguna de las víctimas”, manifestó el experto, el primero en declarar ayer en la sala judicial habilitada en la Ciudad de la Cultura de Santiago.
La defensa de las aseguradoras, en concreto de Allianz en representación de Adif, no dudó en preguntarle en qué basaba tal afirmación, a lo que el perito respondió que en la “ansiedad, la recurrencia de las imágenes vividas y el tratamiento farmacológico” que gran parte de las víctimas han tenido que atravesar y, en muchos casos, todavía les acompañan.
El resto de los declarantes en calidad de perito no fueron tan explícitos en su disconformidad con los baremos legales establecidos en el Real Decreto 04/2008 por el que se guiaron la mayoría. Una perito explicó que no valoró determinadas secuelas porque no figuraban en los informes a los que tuvo acceso y, añadió, que en su opinión “el proceso se estabiliza cuando aparece la secuela”.
No obstante, los relatos de las víctimas y sus familiares están lejos de reflejar una estabilización en sus vidas tras el siniestro. “Me he quedado sin familia”, apuntó una de las víctimas cuya hermana y sobrino murieron a causa del accidente. Otra víctima dijo que perdió a su padre, “el pilar de la familia” para él, y dos años más tarde a su madre “se la llevó la pena”. Otra de las supervivientes cambió de trabajo porque las secuelas le impidieron seguir en el que tenía. Otras lamentan la dependencia que tienen en su día a día de otras personas o lo que el accidente les ha robado. “Nunca poder coger a mi nieto en brazos”, expresó una mujer.
El punto en común de la vivencia de estas personas y que ellas mismas remarcan durante las comparecencias sigue siendo la “velocidad notable” que aquel día llevaba el tren accidentado.
La vista oral del juicio sobre el tren Alvia que descarriló en la curva de A Grandeira, en las afueras de Compostela, por exceso de velocidad, al circular a más de 190 kilómetros por hora en una zona limitada a 80, se encuentra ahora en una fase civil de evaluación de los daños a las víctimas. n
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