El origen gallego del Halloween

Halloween 2024

Es la fiesta ancestral celta que abría una puerta al Más Allá

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Galicia ha recuperado en los últimos años una fiesta de origen celta, cuyos rituales seguían vigentes aún en muchas zonas de la Comunidad, y que ha llegado de vuelta a Europa desde Estados Unidos convertida en “Halloween”. Es el Samaín, nombre que procede del gaélico Samhain, una fecha que marcaba el fin del período de las cosechas y el inicio del frío y la oscuridad, así como el año nuevo para los antiguos galaicos.

Esa noche, en la víspera de la festividad de Todos los Santos, se abría una puerta por la que las almas de los muertos podían cruzar al mundo de los vivos. Por eso, había que protegerse, por ejemplo, con grandes hogueras. Muchos estudiosos creen que las leyendas de la Santa Compaña pueden tener origen en esta fiesta.

De aquellos ritos paganos pervivió en Galicia la costumbre de dejar encendida toda la noche la lumbre del hogar o de colocar candelas en las ventanas para evitar visitas indeseadas. Además, se dejaba comida en la mesa y una silla vacía por si se presentaba algún difunto de la familia, o se les dejaba dulces a la entrada de la vivienda, un antecedente del “Truco o Trato” con el que los niños y niñas, este año, volverán a hacer sus rondas por las casas en busca de dulces.

En muchos lugares se mantuvo la colocación de calabazas iluminadas en los cruces de caminos para guiar al Más Allá a las ánimas que deambulaban por la noche. Antiguamente, y ante la ausencia de calabazas en Galicia, se empleaban nabos, también decorados e iluminados.

Magostos

Los magostos están muy relacionados con la fiesta del Samaín. Hay que tener en cuenta que las castañas, una de las principales fuentes de alimentación antes de la llegada de la patata, eran ofrecidas a los difuntos en las comidas durante los ritos del Samaín. Hasta no hace mucho, se creía incluso que las castañas que explotaban en el fuego durante su asado representaban el alma de un difunto que había sido liberada.

Todavía hoy, en muchos lugares, se realizan collares con castañas cocidas, conocidos como ‘zonchos’, que se regalan a los niños para que coman y se entretengan durante la visita a los cementerios el Día de Difuntos.

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