Licor café, el secreto de Esperanza Cortiñas a los 105

Esperanza Cortiñas es centenaria y se sabe todas las frecuencias de bus que pasan por A Ponte, cuenta los puntos de la brisca y no se perdona un “copazo” diario de la bebida ourensana tradicional. Ya tiene pareja de baile para este fin de semana: un “joven” de 80.

E.F.

Publicado: 07 nov 2021 - 00:11 Actualizado: 08 nov 2021 - 11:43

Esperanza Cortiñas brinda con licor café, en un bar del barrio de A Ponte.
Esperanza Cortiñas brinda con licor café, en un bar del barrio de A Ponte.

Esperanza Cortiñas cumplirá 105 años el próximo 3 de diciembre. “Es un viernes, creo. El año pasado fue miércoles o jueves”, dice. ¿El secreto? “Todos no los voy a contar. Pero me echo crema Nivea. Y también tomo una copita de licor café. No hago mucho más. Es verdad que con la pandemia perdí un poco de memoria, pero aún le digo a mi hija qué planes hacer, cómo organizar...”, confiesa esta vecina de A Ponte que sale a bailar todos los domingos y no se perdona dos partidas de brisca, como mínimo, cada tarde. “Me gusta contar los puntos de las cartas porque ejercito la memoria. A alguna de mis hijas le falla la memoria más que a mí”, dice.

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“Para este fin de semana ya encontré pareja de baile, un señor de 80. Bailo con hombres y mujeres, porque de mujeres está lleno. Agarrado o suelto. Yo prefiero agarrado que así voy apoyada en el hombro del otro”, tira de retranca.

La centenaria sabe el horario de todos los autobuses que pasan por el barrio de A Ponte y los cita de carrerilla. Aún goza con la cocina y sigue las noticias a diario. Desde su casa disfruta de las “vistas” de la intermodal. “La han dejado preciosa”, dice. Sabe que en diciembre llega el AVE a Ourense. También comenta cómo evolucionan los casos semanales de covid en la provincia. Entra, con soltura, en todas las conversaciones. “Resulta que las palomas están tirando con todo en las terrazas de la Praza Maior, hacen un desastre. Y ahora resulta que sueltan un águila para que las espante”, cuenta.

Esperanza enviudó joven y se quedó sola con tres hijas después de la Guerra Civil. “Lo trajeron a casa para morir, por la silicosis”, recuerda. “Después me marché a París. Trabajé en muchas casas”, recuerda.

El último percance de salud que tuvo fue una caída por la calle, torciéndose un tobillo. Esperanza es capaz de enumerar las veces que pasó por quirófano a lo largo de su vida. “Cuatro, por el estómago. Ahora al médico no voy mucho”. Además del licor café y la crema hidratante, Esperanza Cortiñas confiesa el tercer secreto: “Caldo gallego. Me gusta comer de todo”.

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