El fuego de Valdeorras amenaza casas y corta comunicaciones
Las llamas siguen sin dar tregua tras ocho jornadas en las que arrasó más de 10.000 hectáreas
Valdeorras volvió a tachar otro día del calendario con ceniza. Ya van ocho jornadas desde que se inició el incendio de Riodolas (Carballeda), y sigue activo. En el momento de cerrar esta edición, la Xunta mantenía la estimación de 10.500 hectáreas de superficie calcinadas, y enumeraba los medios de extinción: 10 técnicos, 78 agentes, 145 brigadas, 67 motobombas, 5 palas, 12 aviones, 13 helicópteros, la Unidad Militar de Emergencias (UME) y dotaciones de bomberos y GES del resto de Galicia; así como efectivos de la Junta de Castilla y León.
El amplio despliegue no evitó que el fuego volviera a llamar a las puertas de los pueblos y cortara vías de comunicación. Asimismo, un camión de la UME volcó en el colindante municipio leonés de Puente de Domingo Flórez mientras regresaba de trabajar en el frente, dejando un saldo de cuatro heridos leves.
Tensión en Quereño
El guion se repitió una vez más, como lleva sucediendo cada día desde el domingo. A eso del mediodía el calor empezó a ser sofocante (en Vilamartín se alcanzó la máxima de Galicia, 38,2º), y el viento empezó a soplar y avivar el incendio, que permanecía latente. La situación de mayor tensión se produjo en Quereño, donde a primera hora de la tarde el fuego acechaba las casas a poca distancia. Era el segundo día de lucha contra las llamas en esta parroquia de Rubiá.
Se vivieron momentos de mucha tensión en Quereño. Los vecinos, muy nerviosos, se afanaban en defender las viviendas. Una vecina intentaba, prácticamente sin éxito, echar cubos de agua frente a las violentas llamas que ardían junto a su casa. Otra protestaba porque, según decía, el canal de la central hidroeléctrica “non levaba auga” debido a que se estaban llevando a cabo labores de mantenimiento. La lumbre amenazaba también Salas de la Ribera, al otro lado del río Sil y perteneciente a Puente de Domingo Flórez. Según relataba su alcalde, Julio Arias, “tocaron las campanas de la iglesia”. Los vecinos se prepararon para lo peor, aunque a última hora de la tarde la situación ya no revestía peligro.
El incendio también obligó a cortar la N-536 y la línea de ferrocarril entre Quereño y Sobradelo. Los viajeros del Alvia tuvieron que ser trasladados en autobús.
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