La deuda gallega, la que menos creció en los últimos 15 años
Cerró 2024 con una bajada a 11.936 millones, el mejor dato histórico en el peso sobre comunidades
La deuda de Galicia se sitúa en un total 11.936 millones de euros a cierre de 2024, 234 millones menos que un año antes, lo que representa el 14,5% del Producto Interior Bruto (PIB), ocho décimas menos que el 15,3% con el que terminó 2023. En una comparecencia en la Comisión de Economía, el secretario xeral técnico e do Tesouro de la Consellería de Facenda, David Cabañó, destacó que estos 11.936 millones suponen un peso del 3,55% del conjunto de comunidades, el mejor dato de toda la serie histórica (desde 1994). “Nunca la deuda gallega pesó menos en el conjunto de España como ahora”, valoró.
A renglón seguido, Cabañó remarcó que el PIB de Galicia es el 5,2% de España y su población supone el 5,5%, por lo que el 3,55% del peso de la deuda supone dos puntos de diferencia respecto a lo que le correspondería. Además, pone en valor que Galicia fue la comunidad con mayor reducción de importe en 2024. Cabañó sostiene que Galicia es la comunidad que “menos aumentó la deuda en los últimos 15 años”, con una “senda descendiente” de cara a bajar próximamente al 13% del PIB que marca la ley de estabilidad.
La ratio de deuda sobre el PIB del 14,5% en Galicia es 6,6 puntos inferior a la media del 21,1% en las autonomías. Señaló que eso supone 5.500 millones menos de deuda en Galicia que la media del conjunto, lo que supone 1.500 más que “la famosa quita” de deuda de 4.000 millones que propone el Ministerio de Hacienda para la comunidad gallega. El secretario xeral también resaltó que la deuda por habitante en Galicia es de 4.396 euros, por debajo de los 6.870 euros per cápita en España. Asimismo, recordó que el gobernador del Banco de España, el exministro socialista José Luis Escrivá, “alabó la gestión financiera” de la Xunta el pasado miércoles.
Estructura de deuda
En lo tocante a la estructura de la deuda, el 99,7% está concentrada en la administración general de la Xunta, ya que hace años sociedades como Xestur o CRTVG contaban con “importantes” niveles de deuda pero ahora “no tienen ningún tipo de deuda bancaria”. Solo queda de forma “residual” endeudamiento en el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) y la Universidade de Santiago de Compostela (USC).
El 58% de la deuda está formalizada mediante préstamos bancarios, el 24% mediante bonos y el 18% se corresponde con el mecanismo de facilidad financiera. Subrayó que se buscó que la cartera de deuda estuviese protegida del endurecimiento de tipos de interés. Por ello, a cierre de 2024, el 85% de la deuda está a tipo fijo y el 15% a tipo variable. Las necesidades de financiación en 2024 fueron de 1.407,7 millones, formalizados a través de 10 préstamos y una emisión de deuda pública. La vida media de las operaciones es de casi siete años.
Paralelamente, Cabañó se quejó de las “tensiones de liquidez” provocadas en la Xunta por los retrasos de las entregas a cuenta, que supusieron el pago de 10 millones en intereses en 2024. Denuncia que Galicia recibe cada mes 127 millones menos de lo que le corresponde. Advierte de que si la actualización de entregas a cuenta se retrasa hasta septiembre, como el año pasado, se traducirá en un coste financiero de 14 millones en 2025.
Quita del Gobierno
En lo tocante a la quita de 4.000 millones que ofrece el Gobierno central a la Xunta, Cabañó sostiene que supondrá que Galicia vaya a asumir 597 millones más de deuda de otras comunidades, por lo que “no hay por donde cogerlo”. Expone que sería una quita de 1.476 por cada gallego, pero a cambio asumir 1.696 euros por persona de otras comunidad, un incremento de 220 euros per cápita. Añade que el importe de deuda condonada “no va a dar mayor capacidad de gasto”, pues “no se va a poder reutilizar” ese endeudamiento en invertirlo otras políticas de gasto y solo tendría un impacto en intereses.
Respecto a la reunión técnica de la Xunta con el Ministerio de Hacienda, convocada para el 21 de abril, sobre este tema, el secretario xeral dice no saber “muy bien qué aspecto” se va a negociar, puesto que se trata de un “acuerdo cerrado”. “Argumentos poco o nada vamos a poder debatir”, se quejó.
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