Aceredo, la Atlántida gallega

La inhabitual situación del embalse de Lindoso, en Lobios, está llevando a decenas de vecinos y visitantes de la localidad a acercarse a la zona para poder ver, e incluso visitar, las antiguas calles del pueblo sumergido de Aceredo.

BENITO PEREIRA

Publicado: 21 oct 2021 - 23:53

Vista general de las casas del pueblo de Aceredo que puede verse estos días en Lobios.
Vista general de las casas del pueblo de Aceredo que puede verse estos días en Lobios.

El municipio de Lobios es estos días objeto de un tránsito inusual de visitantes, que se acercan, a pesar de lo dificultoso de los accesos, hasta el embalse de Lindoso para redescubrir la antigua aldea de Aceredo, que junto con los pueblos de Reloeira, Quintela, Buscalque y O Bao, que quedaron sepultados bajo las aguas del embalse promovido por la hidroeléctrica portuguesa EDP hace ya la friolera de 30 años, han salido a la luz, al estar el embalse a tan solo el 20% de su capacidad.

A los ojos del paseante y el curioso se presenta un paisaje bien distinto del habitual, frente a la tranquilidad de las aguas embalsadas resurgió estos días todo un pueblo que, a pesar de haber permamecido prácticamente tres décadas bajo las aguas, muestra aún claramente algunas de las casas y calles.

Es un paisaje fantasmal ante el que muchos de los que aquí se acercan estos días se detienen, frente a tal o cual casa, recordando incluso, alguno de ellos, cuando habitaba dicho inmueble, que ahora vuelve a salir a la luz.

CAMPOSANTO

Los que allí se acercan pueden incluso visitar el lugar donde se encontraba el viejo cementerio, que la empresa portuguesa cubrió con una plancha de 50 centímetros de hormigón. Vecinos del lugar como Agustín Cerqueira, que pudo volver a depositar flores en el lugar donde fueron enterrados sus padres, abuelos y seres queridos. También la familia González Míguez, repartida por Valladolid, Madrid y Tarragona, entre

otros puntos, ha visitado estos días en varias ocasiones este cementerio.

Consuelo Pardal dejó Aceredo con 19 años. Al regresar estos días al lugar y contemplar la estampa que muestra ahora ha quedado embargada por la emoción y por los recuerdos. “Da mucha pena porque

desapareció todo. Conocíamos lo que veíamos por los árboles. Ahora vemos el cementerio, un palomar derruido y casas”. También ha llamado la atención a la gente la aparición de un suelo perfectamente empedrado, “que era, en sus tiempos, una era donde se trillaba”, recuerda. Reafirma que ha sentido “mucha emoción y mucha rabia”, y destaca que ha tenido sentimientos encontrados. “Mi madre había fallecido cuatro años antes de perderse el pueblo”, explica.

La alcaldesa de Lobios, María del Carmen Yáñez, por su parte, ha mostrado su creciente preocupación por este panorama, del que ha responsabilizado a la empresa eléctrica portuguesa, que, a su vez, aduce que dicha bajada se debe a las “escasas precipitaciones”, que provoca ese caudal mínimo.

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