El “Pequeño Nicolás”, absuelto por fingir que era del Gobierno
El Supremo mantiene la pena dos años de prisión por un delito de falsedad en documento oficial
El Tribunal Supremo (TS) acordó absolver a Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como “El Pequeño Nicolás”, del delito de usurpación de funciones públicas por el que fue condenado a un año y cinco meses de cárcel por hacerse pasar por un miembro del Gobierno de Mariano Rajoy y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en la compraventa de la finca de “La Alamedilla” en 2014. Sin embargo, le mantuvo la pena dos años de prisión como responsable de un delito continuado de falsedad en documento oficial cometido por particular.
Así constó en la sentencia en la que la Sala de lo Penal estimó de forma parcial su recurso contra la decisión de la Audiencia Provincial de Madrid de condenarle a tres años y cinco meses de prisión por esos dos delitos.
Cabe recordar que en esta causa la Audiencia Provincial de Madrid ya descartó que la intención de Gómez Iglesias al hacerse pasar por un miembro del Gobierno fuese estafar al empresario Javier Martínez de la Hidalga en la venta de la finca “La Alamedilla”, situada en Toledo. En un principio, la Fiscalía y la Abogacía del Estado pedían una pena de seis años de prisión por delitos de estafa, falsedad documental y usurpación de funciones públicas.
Ahora, el Supremo concluyó que “El Pequeño Nicolás”, aunque simuló aparentar una influencia que no tenía, no cometió un delito de usurpación de funciones públicas. “No es una simulación de las funciones de un cargo o funcionario público, sino precisamente un comportamiento nada ético, y desde luego, totalmente reprochable desde una perspectiva de una supuesta legalidad de su función como agente estatal”, señaló.
Autoridad o funcionario
Los magistrados recordaron que el Código Penal exige que los actos realizados por el acusado sean propios de una autoridad o funcionario, lo que exige que el cargo que se dice ostentar exista y tenga atribuidas las funciones que se realizan indebidamente. “En este caso, el cargo no existía”, recalcaron.
Así las cosas, incidieron que no se puede condenar a quien con la simple intención de impresionar a otro crea un escenario que realce su imagen ante aquél. “Y eso es lo que sucedió en este caso”, añadieron.
Los hechos se remontaron a octubre de 2014, cuando Gómez Iglesias en compañía de Martínez de la Hidalga acudió a una reunión con el director de una sucursal bancaria. En dicho encuentro, se presentó a “El Pequeño Nicolás” como alguien que trabajaba para el Gobierno y el empresario explicó que tenía un problema con Hacienda y quería retirar todo el efectivo que tenía en el banco para que no se lo embargasen.
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