La investidura de Sánchez, un laberinto difícil de solucionar

El líder del PSOE tiene que lidiar con la petición de la amnistia y referéndum del independentismo

José Miguel Blanco

Publicado: 16 oct 2023 - 08:00 Actualizado: 16 oct 2023 - 11:05

Reunión de Pedro Sánchez y Santos Cerdán con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras.
Reunión de Pedro Sánchez y Santos Cerdán con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras.

Nadie en Moncloa o Ferraz osaba afirmar tras las elecciones del 23 de julio que las negociaciones para una nueva investidura de Pedro Sánchez serían fáciles, pero sí se lanzaban mensajes de optimismo abanderados por el propio candidato socialista. Unos mensajes que en ocasiones, tras el intento fallido de Alberto Núñez Feijóo, llevaban aparejados la esperanza de que Sánchez consiguiera su objetivo en octubre, muy lejos de la fecha del 27 de noviembre que abocaría a la repetición electoral.

El optimismo sigue presente, pero los escollos que se van constatando en ese camino hacen que nadie se atreva a descartar ya un pleno de investidura al límite que, sin embargo, darían por bueno ahora mismo los negociadores socialistas si con ello tuvieran asegurada la reedición del Gobierno de coalición.

Mientras voces del PP solo ven en todo este proceso una teatralización que acabará con Sánchez de nuevo como presidente tras ceder en la exigencia de la amnistía que le reclaman Junts y ERC, uno de los adjetivos que más se repitió la semana pasada en las filas del PSOE ante ese escenario es el de complejo.

Es una de las conclusiones que sacan una vez finalizada la ronda de contactos del candidato con los representantes de los grupos parlamentarios en busca de apoyos y que solo tuvo una sorpresa: la llamada al líder de ERC, Oriol Junqueras. El balance público de esa serie de reuniones (con todos los partidos menos con Vox) no supuso nuevas alegrías para Sánchez porque casi nadie se salió del guión.

Sí vio recompensado con un apoyo bastante explícito por parte de Bildu (menos reticente incluso en reconocer su respaldo que Yolanda Díaz cuando aseguró que aún estaba lejano el acuerdo con Sumar) su gesto de reunirse con los portavoces de este partido pese a ser consciente de las críticas que iba a generar en la oposición.

La conversación con Junqueras, la reunión con su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, y el encuentro con la diputada de Junts Míriam Nogueras no aportó novedades y solo trascendió de ellas que los independentistas catalanes no se mueven de peticiones como la amnistía y el referéndum.

“No hay nada que hablar sobre una consulta de autodeterminación”, insisten fuentes socialistas de la negociación que creen superable ese obstáculo y admiten que hay ya terreno andado respecto a una medida de gracia para los dirigentes del procés aunque queda aún mucho por concretar.

Entre otras cosas, garantizar la plena constitucionalidad de la medida ante un futuro recurso de la oposición que dan por hecho si esa decisión prospera, y para ello consideran clave la redacción de la exposición de motivos que parece estar en el centro de las discusiones.

Todo se aceleraría si hubiera un gesto por parte de los independentistas que añadiera argumentos a la justificación de la amnistía.

Unilateralidad

Eluden detallar si ese gesto debería ser una expresa renuncia a la unilateralidad, algo que anhelan, pero que reconocen que es muy difícil conseguir tras el discurso que siguen utilizando los soberanistas catalanes. Un discurso que el fin de semana volvió a poner en primer plano el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont para que nadie pueda crearse falsas ilusiones: Junts no ha renunciado ni renunciará a esa unilateralidad.

Además, el expresident reclamó ayer al Estado “pedir perdón al pueblo de Cataluña” por el fusilamiento del expresidente de la Generalitat Lluís Companys.

Sánchez o sus negociadores sí pueden tener algún movimiento en los próximos días en busca del acuerdo, según las fuentes socialistas, sin precisar tampoco en qué podría consistir aunque alejando la posibilidad de que se materializara en una llamada a Puigdemont.

El sentir general es que se entra en el momento de la verdad. Tras las reuniones de Sánchez, su equipo va a intensificar el ritmo de contactos y de concreción de propuestas, pero en el ámbito de la discreción porque consideran que solo así será posible un acuerdo para la investidura.

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