El fiscal pide 25 años de prisión para el “carnicero tatuador” por asesinato

Dos guardias civiles testificaron en el juicio por la muerte de la joven de 18 años Emilce en 2019 en Valdemoro (Madrid), a la que el acusado, Leonardo V.J., conocido como el “carnicero tatuador”, apuñaló y descuartizó con un hacha y e incluso quemó trozos del cuerpo en la barbacoa que tenía en su chalet.

La Audiencia Provincial de Madrid celebró ayer la segunda jornada del juicio con jurado a Leonardo y a su exnovia, como presunta encubridora. El fiscal solo acusa a Leonardo, para quien pide 25 años y cinco meses de prisión por los delitos de asesinato y profanación de cadáver, mientras que las acusaciones particulares, ejercidas por el padre y la madre de la víctima, guardias civiles divorciados, solicitan para él prisión permanente revisable y tres años de cárcel para su exnovia Celia.

Los agentes que declararon conocieron los hechos al presentarse la noche del 16 de octubre de 2019 Celia en el cuartel de la Guardia Civil de Valdemoro para comunicar lo sucedido en la madrugada de ese día en el chalet en el que vivía Leonardo. Relataron como fueron encontrando trozos del cuerpo de la joven esparcidos por todo el chalet y en arbustos fuera del mismo dentro de cubos y bolsas de basura. “Separó las piezas del cuerpo con un hacha como un carnicero”, desprendiendo la cabellera del cráneo, ya que quería realizar una representación de un dibujo que tenía en su casa.

Según explica el fiscal, el acusado “usando un bisturí cortó las aureolas de los senos de la víctima y realizó una incisión desde el ombligo en forma de Y hacia cada una de las dos clavículas, emulando una lámina de su propiedad que figura una mujer con los mismos tatuajes” que le había puesto a la víctima, una daga y una rosa.

Los agentes encontraron en salmuera, para que se conservaran, la cara de la joven, que el acusado había recortado, al igual que las partes del cuerpo donde estaban esos tatuajes y cortó las aureolas de los pezones, al igual que la figura de la lámina.

Leonardo comentó a su entonces novia que “ya tenía sus trofeos”, en referencia a la cara de la víctima y sus tatuajes. Ya le había anunciado con anterioridad que “quería matar a una persona”.