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Los hechos se desencadenaron tras la detención de J.R.R. el pasado día 26, a las 19:40 horas, cuando fue detenido por agentes de la Guardia Civil de Vecindario como presunto autor de un delito de amenazas a su compañera sentimental.
Al comprobar que el acusado figuraba como propietario de cuatro armas de fuego, según la base de datos de la Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil, los agentes reclamaron su entrega.
En un principio, el detenido dio de forma voluntaria dos armas e indicó que el resto estaban escondidas 'para su autoprotección' bajo los hitos kilométricos de la carretera de GC-550, en dirección a Santa Lucía.
La sorpresa del equipo de Policía Judicial de Vecindario fue mayúscula cuando, debajo de seis hitos kilométricos, se encontró todo un arsenal de armas, material pirotécnico y de supervivencia.
Mientras en un punto kilométrico fueron hallados diez artefactos pirotécnicos caseros y escopetas, en otros se encontraron botellas de agua, latas de raviolis, de alubias y de ensalada.
Los artificieros de la Guardia Civil se hicieron cargo de los artefactos pirotécnicos caseros y del material eléctrico encontrado, para su estudio.
Ante la sospecha de que el detenido tuviera más armas escondidas en su domicilio, los agentes pidieron una orden judicial de entrada y registro y, en compañía del secretario judicial, acudieron con el detenido a su casa.
Según la Guardia Civil, en el transcurso del registro el detenido solicitó beber agua, alegando encontrarse sediento, y se le llevó a la cocina, donde de la nevera sacó una pequeña botella de agua.
A los treinta segundos, el detenido pidió ser trasladado a un hospital porque, dijo, había ingerido cianuro, y se desmayó.
Cuando la ambulancia del 112 llegó a la casa, los sanitarios intentaron reanimarle, sin éxito. El secretario judicial suspendió el registro y procedió al levantamiento del cadáver.
Los primeros datos de la autopsia parecen corroborar, según la Guardia Civil, que la muerte se debió a la ingesta de cianuro, ya que al abrir el cadáver éste presentaba un olor a almendra amarga y la sangre tenía un color rojo intenso, dos características de la muerte por este veneno.
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