Vigo y la comarca sufren una oleada de quiebras, concursos y despidos
Empresas de la pesca, automoción, granito o transporte se declaran insolventes con pérdidas millonarias. Al reciente ERE de Levantina, se suman los problemas incluso con liquidación de Cablerías Auto, Madera Fiber, VMS Automotive, Ambulancias do Atlántico, Berete, Digamel, Videmar o Atunlo
El gigante granitero Levantina tiene decidido que va a cerrar la planta que tiene en O Porriño. En el polígono porriñés de As Gándaras cayeron otras compañías de gran tamaño como Madera Fiber o Cablerías Auto, ambas del sector de la automoción que están en liquidación. Ambulancias do Atlántico, las viguesas Botaspesca (Casa Botas) y VMS Automotive también quebraron y otras se declararon insolventes como las pesqueras Berete o Atunlo, esta última colocándose como una de las compañías con mayor facturación de toda España que entró en concurso de acreedores el año pasado.
El caso Levantina es el más reciente. Empresa y comité están en plena negociación del ERE que planteó la compañía para despedir a 95 trabajadores así como el cese de la actividad industrial. El grupo, con sede en Alicante, alega una fuerte caída de los ingresos por el descenso de las ventas de piedra natural en el mercado internacional y acumula años de pérdidas económicas. Los sindicatos rechazan el cierre y piden un plan para continuar.
El grupo de automoción Cablerías Auto, que llegó a emplear a un millar de personas y facturar 52 millones, puso punto y final a 60 años de actividad. Entró en concurso el año pasado y en liquidación. En As Gándaras también bajó la persiana otro proveedor automovilístico, Madera Fiber Technologies (antigua Faurecia Interior) tras un controvertido proceso concursal y varios años de cambios en la gestión y propiedad del negocio. El juzgado acaba de abrir la fase de liquidación, que dará paso a la subasta de las instalaciones, y aprobó el ERE para 70 trabajadores.
La firma viguesa VMS Automotive, fabricante de motos eléctricas y propiedad de Grupo Marsan, entró en concurso voluntario con pérdidas superiores a los 5 millones de euros.
En liquidación acabó la sociedad Ambulancias do Atlántico, con sede en Mos, que prestaba hasta hace unos meses los servicios de transporte de urgencia en el área sanitaria de Vigo. La empresa solicitó el concurso de acreedores de manera voluntaria, que desembocó en la extinción de la sociedad. Empleaba a 250 personas y registraba una cifra de negocio de 24,8 millones en el ejercicio 2022.
En el sector de la pesca, la viguesa Berete, que rebasó los 20 millones de euros de facturación en 2022, tampoco pudo superar el proceso concursal y acabó entrando en liquidación. Otra pesquera que vive una situación compleja es Atunlo, la mayor empresa comercializadora de atún en España. La compañía acumula una deuda de más de 100 millones de euros y una crisis interna entre los socios. El juzgado denegó el plan de reestructuración presentado por la compañía. Con más de 220 millones de facturación, el concurso de la viguesa Atunes y Lomos S.L. fue uno de los de mayores dimensiones de toda España el año pasado.
Otras empresas que acabaron en disolución en el último año fueron Digamel, firma de electricidad de Pontevedra con 60 millones en ventas y más de 160 trabajadores; y Congelados Videmar de Marín, que superaba los 60 millones de facturación. En concurso acabaron la firma de alimentación José Luis Docampo de Forcarei y la conservera Actemsa de A Pobra do Caramiñal con más de 174 millones de ventas, que pudo esquivar la quiebra tras un pacto con los acreedores.
Fandicosta y Ganomagoga: del cierre al renacer
También hubo segundas oportunidades para empresas históricas y de gran relevancia para la economía gallega como la pesquera Fandicosta de Moaña o la industrial Ganomagoga de Ponteaeras. Fandicosta logró salvarse del cierre gracias a la apuesta de la viguesa Wofco, que salió a su rescate asumiendo parte de la deuda millonaria que contraía (más una quita que aceptó la banca) y quedándose con las instalaciones en Domaio. Hoy está entre las cuatro primeras pesqueras de España.
El grupo industrial de origen vigués Ganomagoga puso punto y final a su trayectoria de más de 50 años, pero la empresa principal Talleres Ganomagoga en Ponteareas logró seguir adelante con el grupo eólico GRI Towers como nuevo dueño.
Maderas Iglesias, con sede en O Porriño, también puso punto y final a su larga trayectoria de casi 90 años en los que llegó a ser el fabricante líder en España de tarima flotante. La firma vasca Surco se hizo con las instalaciones a través de su filial gallega Rica Interiors de Silleda.
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