La flota gallega se recoloca en Gran Sol tras comenzar el veto a la pesca de fondo

La aplicación de la normativa europea provoca desplazamientos en el caladero e incluso el amarre de pesqueros hasta ver la evolución del nuevo marco

Un arrastrero,  amarrado en Beiramar
Un arrastrero, amarrado en Beiramar

La aplicación del veto a la pesca de fondo en 87 zonas del Atlántico nororiental ha provocado ya desplazamientos de la flota afectada en los caladeros del Gran Sol donde la concentración de barcos obliga a una difícil coexistencia de arrastreros y palangreros, dos artes de pesca incompatibles por las características de sus aparejos. En algunos puertos se produjo incluso el amarre de algunos barcos a la espera de ver cómo evoluciona la situación.

Según explica el presidente de la Alianza Europea de la Pesca de Fondo (EBFA), el vigués Iván López van der Veen, por el momento el mayor impacto lo ha sufrido la flota del Gran Sol, ya que el domingo no se trabaja en las zonas costeras. “Desde el domingo se sigue pescando, pero solo en zonas abiertas, aumentando así concentración de buques”, señala López, que destaca que de momento “impera el sentidiño y todos saben quién es el culpable, no es lo mismo que aparezca un barco en tu zona porque sí a que lo haga porque lo echaron de su caladero, por lo que de momento no ha habido grandes problemas más allá del desplazamiento de esfuerzo”.

El presidente de la EBFA, señala que la convivencia de artes traerá “dificultades técnicas, esperemos que no deriven a otro tipo, si hay una revisión pronto de la norma habrá más paciencia en la flota”.

La conselleira do Mar, Rosa Quintana, aseguró que el sector “no lo está pasando bien” ante los primeros días del veto. En declaraciones a los medios de comunicación, Quintana lamentó que las noticias que llegan no son buenas, ya que los diferentes barcos “tienen que estar buscando otras zonas donde pescar”. “La rentabilidad es muy baja, llegan comentarios de que levantan los aparejos y no hay nada”, añadió la titular de Mar, explicando que esta situación era previsible ante la entrada en vigor de la normativa europea.

En la misma línea se manifestaron desde la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI). Su presidente, Javier Touza, trasladó el “malestar” y la “indignación” de los pescadores “que no entienden que la comisión haya tomado esta medida”. Así, se refirió a las artes de fondo fijas, como el palangre o la volanta, que no suponen un arrastre por el fondo marino, pero sin embargo, son las más afectadas por el veto.

Por ello, Touza explicó que los barcos han tenido que desplazarse a otras aguas de menos de 400 metros de profundidad, por lo que tienen que “coexistir” con los arrastreros que ya trabajaban allí. “Es muy difícil manejar palangres cuando hay al lado arrastreros moviéndote”, lamentó, pese a que insistió en que las empresas tienen instrucciones de intentar respetar al máximo el resto de barcos, aunque hay dudas de la "viabilidad técnica" de poder pescar todos en las mismas zonas.

Por su parte, el gerente de la Organización de Productores Pesqueros de Burela (Lugo), Sergio López, indicó que muchos barcos están esperando a que unos acaben de faenar en ciertas zonas para acudir ellos. Además, relató que varios buques se han visto obligados a no salir al mar y permanecen amarrados a puerto este lunes “esperando a ver cómo evoluciona la cosa”. Así, detalló que si normalmente hay entre uno y tres barcos en puerto, este lunes estaban entre siete u ocho.

El comisario de Pesca Sinkevicius “planta” al Europarlamento para debatir la medida

El comisario europeo de Pesca, Océanos y Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, no compareció ayer en el Comité de Pesca del Parlamento Europeo donde se debatió el veto a la pesca de fondo impulsado por el propio Sinkevicius un día después de su entrada en vigor.

Según explicó el presidente de la mesa, el eurodiputado francés Pierre Karleskind, Sinkevicius no pudo acudir al comité por motivos de salud. “Ha tenido que ser hospitalizado a causa de las consecuencias de un accidente de bici que tuvo hace un par de meses”, explicó el eurodiputado, algo que hasta el momento no había obligado a interrumpir la agenda del comisario. “Le deseamos lo mejor a Sinkevicius para que se mejore pronto”, añadió Karleskind.

En su lugar, el encargado de dar cuenta del reglamento de ejecución ante los europarlamentarios fue Kestutis Sadauskas, director general adjunto de la DG Mare, que respondió a las preguntas de los diputados españoles, los que más intervinieron en la sesión. Sadauskas defendió que la Comisión Europea ya buscó que “el impacto sea el menor posible, si miran el mapa de las zonas afectadas verán que hace falta casi mirar con un microscopio para verlas”. Una afirmación que causó el rechazo directo de todos los eurodiputados españoles. El socialista Nicolás González Casares, recordó que se trata de una superficie de más de 17.000 kilómetros cuadrados, “más que la de algunos países de la Unión Europea y más de la mitad de Bélgica, donde nos encontramos”.

El popular Millán Mon abordó las carencias de las que adolece el acto de ejecución, como “el uso de datos científicos desfasados, a la ausencia de una evaluación adecuada del impacto socioeconómico, a la falta de consultas suficientes o a la negativa a distinguir entre artes fijas y móviles”. A su vez, Ana Miranda, del BNG, mostró el aparejo del palangre para explicar que se trata de un arte de bajo impacto en el fondo marino. “Está claro que este es un arte móvil, como se puede ver, y está incluido en la prohibición,”, indicó.

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