El multimillonario negocio del omega-3 coge fuerza en España
La construcción de una fábrica en As Somozas permitirá dar un salto exponencial a la industria
El sector del ácido graso omega-3, que en el mundo ya mueve más de 1.500 millones de euros al año, en España también se encuentra en pleno crecimiento, potenciado por la construcción de una planta en As Somozas (A Coruña) que será la más grande del país y estará entre las diez mayores a nivel mundial.
La futura fábrica permitirá a España “dar un salto exponencial en un negocio en el que se están pagando múltiplos muy atractivos”, según explica el emprendedor gallego David Carro, creador y presidente de IFFE Futura, la empresa impulsora de este proyecto.
“Es un sector muy sexy. Está en un momento muy boyante, con mucho dinero de inversores institucionales y fondos de inversión que saben que va a crecer mucho en los próximos años en España, más cerca del 10% que del 5% anualmente”, defiende el emprendedor.
El omega-3 tiene como principales aplicaciones su uso en las industrias alimentaria, de suplementos nutricionales adicionales (que es cuando uno quiere ingerir ese omega-3 a su organismo de manera diferenciada del alimento) y la farmacéutica.
Se espera que la demanda mundial de omega-3 aumente un 6% anual hasta 2027, según la organización mundial de esta sustancia (GOED), impulsada, según Carro, por una sociedad “cada vez más longeva y que quiere vivir en mejores condiciones”.
La producción industrializada de omega-3, que se lleva realizando desde hace dos décadas, revaloriza residuos de industrias como la pesquera, con una economía circular de reciclaje y que propicia la elaboración de subproductos.
Fábrica en Galicia
La planta de As Somozas, que se espera que arranque su actividad en menos de un año, contará con una capacidad productiva superior a las 10.000 toneladas anuales, con más de 30 trabajadores de diferentes perfiles como operarios, ingenieros o incluso personal de laboratorio para desarrollar nuevas aplicaciones del producto.
En la fábrica se encargarán de adquirir aceite de pescado procedente de las industrias pesqueras, donde se retirarán las sustancias nocivas e incompatibles con el consumo humano y se blanqueará y desodorizará el producto para que no quede ningún resto de sabor o de olor.
Según Carro, se trata de un sector que, aunque “sea muy de nicho y poco conocido, cuenta con transacciones muy relevantes”, llegándose a vender recientemente una planta similar a la que se encuentra en construcción por 600 millones de euros. El directivo explica que la producción europea se caracteriza por un nivel de calidad que le mantiene en una posición destacada.
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