Copasa se propone mejorar su presencia internacional

El grupo Copasa está impulsando decididamente su presencia internacional "centrando sus recursos en la obtención de proyectos con altas rentabilidades y en la diversificación de sus líneas de negocios". Así lo indica la constructora ourensana en la comunicación enviada en días pasados al Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) relativa al balance del ejercicio del 2017. El propósito de la compañía que preside José Luis Suárez es mejorar su posición en otros países, que ya acapara el 53% de sus actividades.

Sus principales mercados exteriores están en Arabia Saudí (con la construcción del tren de alta velocidad), que aporta un 17% de la cifra de negocio; México, con un 23%, y Brasil, que aportó un 11% a las cuentas. Ahora Copasa ha puesto sus objetivos en Colombia y Polonia "y en mercados maduros como el de Estados Unidos".

Al cierre del 2017 se contabilizaron 328,6 millones de euros en cifra de negocio y una cartera de pedidos que suman 1.500 millones, al incorporar a su lista "una obra importante de construcción y mantenimiento en Uruguay". La facturación se recortó un 12,8% sobre el 2016, pero los pedidos mejoraron un 26% en relación al ejercicio pasado.

De las explicaciones dadas sobre el balance del 2017 la compañía ha dejado muy claro que hará a partir de ahora una apuesta clara por la rentabilidad ajustando aún más los riesgos. Advierte que el grupo continúa a la búsqueda de nuevos proyectos y mercados, eso sí, apostando ahora por "una línea conservadora". Por eso Copasa ha decidido apostar por proyectos "que requieran de una alta especialización y permitan obtener un margen adecuado. Hasta tal punto que la compañía presidida por Suárez, ante la fuerte competencia percibida en las empresas del sector, dejará en un plano "secundario" el crecimiento en volumen de obra, "centrando los recursos en la búsqueda de la rentabilidad y el control del riesgo".

Desde el punto de vista financiero Copasa prevé mantener su actual política de obtención de recursos renovando el programa de pagarés, con un límite máximo de veinte millones de euros. En este sentido, el grupo constructor afirma que su deuda financiera bruta está un 6% por debajo de la que tenía al cierre del ejercicio del 2016.