La captura de tiburones repunta en Vigo tras cinco años de fuerte descenso

En un año, 2020, que fue irregular para la pesca, la captura de tiburones ha vuelto a repuntar en el puerto vigués, como ya había indicado este diario, una percepción que ahora se puede expresar en datos concretos que así lo confirman: según la memoria de la Autoridad Portuaria se trata del primer incremento registrado tras cinco años a la baja. Hasta el punto de que parecía que el tráfico de escualos en la lonja iba a desaparecer.

En concreto, el mercado de Berbés subastó el pasado ejercicio 1.703 toneladas, acercándose al nivel de 2018 (1.757 toneladas) y creciendo un 15 por ciento sobre el ejercicio 2019, en que se había tocado fondo con tan solo 1.447 toneladas de todo de tipo de escualos, siendo la mayoría de la especie denominada Quenlla tintorera o tiburón azul. Paradójicamente el incremento de las capturas no se ha traducido en una mayor ganancia para la flota del palangre al anotarse un descenso en el valor medio de su comercialización en kilos. Así, en 2019 la subasta de tiburones se tradujo en 2,575 millones de euros, a 2,92 euros de precio medio el kilo, mientras en 2020 el valor bajó de forma notable a 1,5 euros kilos, por lo que el total fue prácticamente el mismo, 2,574 millones de euros. Lo llamativo es que se produjo en un año en que la pesca fresca subió en un 50 por ciento su valor en O Berbés. Es decir, suben las capturas de nuevo, lo que confirma que el puerto vigués continúa apostando por dicho producto, pero su valor se ha desplomado, lo que tendría que ver con los problemas de distribución del pasado año, con lo más duro de la pandemia. La carne de tiburón y derivados tiene éxito en el mercado asiático, pero en cambio apenas es apreciada en Europa.

Por especies, la Quenlla supone más del 80 por ciento del total de capturas, con 1.299 toneladas durante el pasado año a un precio de 1,5 euros el kilo. Detrás, con casi 200 toneladas, la pintarroja, a 0,75 euros, y el tercer puesto para el cazón, un pequeño tiburón que se consume en guiso en Galicia, con cerca de 130 toneladas, a 0,69 euros. En la amplia familia de los galliformes, el mayor rendimiento económico es para el marrajo, con apenas 80 toneladas movidas durante el pasado año en O Berbés, pero a 4,8 euros de media el kilo.

España capturó 55.229 toneladas (85% de tintorera) en 2017, el 10 por ciento en el puerto de Vigo. Japón, país consumidor, alcanza las 30.000 toneladas y la denominada "tiburón salmón", una especie apreciada.

Un negocio que cotiza a la baja

La caída en los años anteriores fue tan brusca que parecía inevitable que el negocio acabe desapareciendo debido a que los espaderos -los mismos barcos que capturan el tiburón también se ocupa del pez espada- han comenzado a virar hacia los puertos portugueses, de donde en realidad proviene la mayoría. La causa principal considera, estaría en las trabas crecientes a las capturas y comercialización, especialmente intensas en Vigo por motivos obvios: en torno a la lonja se concentran controles de las autoridades gallega, estatal y también comunitaria. A principios de siglo Vigo se convirtió en referente en Europa en subasta de tiburones, en marrajo y "quenlla", pasando en poco tiempo desde mil toneladas hasta las 3.341 de 2014, el máximo establecido. En 2017 bajó hasta 2.575 toneladas, siendo el tercer año en negativo y en 2018 el cuarto. En 2019 tocó fondo. Lo mismo ha pasado con el valor de la mercancía, que llegó a alcanzar los 7,2 millones de euros y ya está en apenas un tercio. Para la Autoridad Portuaria nunca ha sido un negocio fácil de "vender" por la "leyenda negra" fomentada por supuestas prácticas en Asia en el corte de las aletas.