Los marineros de Vigo y provincia acusados de pescar con dinamita no irán a la cárcel
MAR
Los marineros de Vigo, Redondela, Sanxenxo y Cangas y el suministrador del explosivo reconocieron los hechos de 2010
Los siete procesados por pescar con dimanita en Galicia -en el marco de la "Operación Abuelo" destapada en junio de 2010- aceptaron ayer su culpa y el acuerdo alcanzado con la Fiscalía que supone aceptar una pena de dos años de prisión que será suspendida al no contar con antecedentes penales.
Así lo ratificaron ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde reconocieron que adquirieron diverso material explosivo con la finalidad de utilizarlo en la campaña de la sardina. Todos ellos carecían de autorización, ya que es una práctica ilegal, al tiempo que ponían en riesgo la seguridad pública. Acumularon más de 100 kilos de explosivo, que usaban para la pesca de sardina principalmente ese año si bien el fiscal entendió que la práctica era habitual desde mediados de los noventa. Este reconocimiento de los hechos supuso la rebaja de la petición de condena que plantea el Ministerio Público que pasa de los cinco años de prisión solicitados inicialmente a los dos años. El fiscal informó favorablemente acerca de la suspensión del ingreso en prisión, habida cuenta de que los encausados no cuentan con antecedentes penales y, en todo caso, siempre que no delincan en los tres próximos años.
Los procesados son armadores de Vigo, Redondela, Sanxenxo y Cangas y el vendedor de la dinamita, aunque inicialmente eran ocho pero uno falleció recientemente. El suministrador del explosivo es un hombre jubilado de Arbo que compraba el material en Portugal, y entre ellos también se encuentra el expatrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Vigo, Tizón.
La "Operación Abuelo" culminó con la mayor redada contra el uso indiscriminado de dinamita en la pesca de sardina, en la que se incautaron 113 kilos de explosivo en el puerto vigués y en fincas de Sanxenxo. Esta práctica ilegal consiste en lanzar explosivos atados a piedras, que al explotar destruyen el oído interno de la sardina y su vejiga natatoria. Los peces, desorientados, suben a la superficie, donde son recogidos. La utilización del explosivo conlleva incrementos en la producción superiores al 45%.n
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