Abengoa, ante el reto de lograr liquidez y de explicar su deuda
Economía
Los acreedores exigen conocer la letra pequeña antes de ofrecer los 450 millones que necesita
n n n Abengoa afronta esta semana el reto de desnudar sus cuentas para mostrar el detalle de su deuda a unos acreedores que exigen conocer la letra pequeña antes de ofrecerle liquidez para funcionar en próximos meses, cifrada por el grupo en 450 millones. Las presiones para que Abengoa desvele el detalle de la situación de su deuda centran además la primera etapa de negociaciones, que podría cerrarse el viernes con la presentación de un estudio con los datos "totales y reales" tanto de endeudamiento como de necesidades.
La relación entre compañía y acreedores, inicialmente impregnada de cierta desconfianza, ha mejorado tras el encuentro mantenido el viernes, en el que Abengoa hizo gala de buena predisposición a la transparencia y la colaboración.
Esta colaboración se materializa especialmente hacia la consultora KPMG, que asesora a la banca y es la encargada de elaborar ese estudio de la deuda que constituye el primer escollo en las negociaciones. El objetivo último, insisten fuentes financieras, es conocer las circunstancias que rodean esa deuda, qué proyectos son viables y cuáles no y a cuánto ascienden las necesidades reales de liquidez.
Ante la petición de Abengoa de 450 millones para afrontar los pagos durante los cuatro meses del preconcurso, la banca se muestra dispuesta a empezar a aportar liquidez en los próximos días para que la compañía pueda pagar a empleados y proveedores.
Superada la situación de urgencia y desvelada la deuda, Abengoa y los acreedores, tanto la banca como los bonistas, abrirán las verdaderas negociaciones, dirigidas a reestructurar el grupo y evitar el que sería el mayor concurso de la historia de España.
reestructuración
La empresa trabaja en su propia reestructuración para garantizar la sostenibilidad del negocio, para lo que ya ha empezado a poner en marcha ajustes de plantilla e incluso plantea la posibilidad de paralizar algunos proyectos.
Entre las primeras medidas que se han conocido figura el despido de 2.300 trabajadores en Brasil y el anuncio al regulador bursátil mexicano de que no podrá afrontar los pagos previstos en las condiciones de su deuda en el país.
La presión para que Abengoa desvele su situación no se limita a sus acreedores privados, sino que se extiende también a los públicos -ICO, Cofides y Cesce-, a través de cada vez más duras declaraciones del Gobierno. El ministro de Industria, José Manuel Soria, tachaba el viernes de "muy desacertada" la gestión financiera de la empresa, mientras que el de Economía, Luis de Guindos, señalaba que el grupo había "sobrepasado los límites de una estructura financiera razonable". Especialmente duras fueron las críticas hacia las indemnizaciones del expresidente Felipe Benjumea -que abandonó su cargo en septiembre- y el exconsejero delegado -Manuel Sánchez Ortega -que lo hizo en mayo-, que suman más de 20 millones de euros.
Pequeños accionistas y bonistas han comenzado a agruparse para reclamar daños y perjuicios por la vía judicial. La Audiencia Nacional trasladó a Fiscalía de las dos primeras querellas presentadas contra Abengoa, mientras la Asociación de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas ha anunciado que presentará una demanda contra la compañía y su consejo.n
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