Abanca apuesta por una nueva identidad para su negocio de vino
Sogevinus se transforma en Kopke Group by Escotet Estates para liderar el futuro del vino portugués
El grupo vitivinícola portugués Sogevinus, propiedad de ABANCA, inicia una nueva etapa bajo el nombre Kopke Group, by Escotet Estates, una transformación que va más allá del cambio de imagen: representa un compromiso renovado con la excelencia, la autenticidad y la innovación. El anuncio se oficializó este viernes como parte de una estrategia para consolidar su presencia internacional y reforzar su legado.
El cambio responde a una apuesta estratégica clara, enfocada en la valorización del vino de Oporto y Douro, mediante la inversión en enoturismo, innovación, internacionalización y sustentabilidad. Según el presidente de ABANCA, Juan Carlos Escotet Rodríguez, la nueva identidad “es una afirmación de compromiso con el futuro y con la creación de valor”.
La elección del nombre Kopke, la casa de vino de Oporto más antigua del mundo, subraya la intención de honrar la tradición y liderar la innovación. El CEO del grupo, Pedro Braga, destacó que el nuevo lema “Honrar y desafiar” resume la filosofía de la empresa: “Somos una organización orgullosa de su pasado, pero con la mirada puesta en el futuro”.
Las marcas que integran el grupo —Velhotes, Barros, Burmester, Cálem, Kopke, Quinta da Boavista y São Luiz— se mantienen sin cambios. Lo que evoluciona es su presentación: una identidad más fuerte, cohesionada y global, orientada a nuevos mercados y consumidores más exigentes.
Kopke Group by Escotet Family Estates quiere impulsar la presencia del vino portugués en mercados donde aún tiene margen de crecimiento, destacando el origen, la diferenciación y la cooperación sectorial como claves del éxito en un mercado en transformación.
La sustentabilidad es un pilar esencial de esta nueva visión. El grupo trabaja con 250 hectáreas de viñedo en el Douro, en colaboración con cerca de 400 viticultores, en su mayoría pequeños productores, reafirmando un modelo basado en el compromiso con el territorio. “Mantener el Douro como cuna de vinos de excepción es un imperativo ético y estratégico”, concluyó Pedro Braga.
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