Noruega es el reto

La selección española cerró ayer la segunda fase del Mundial de Egipto como primera de grupo y se medirá mañana en los cuartos de final con Noruega, tras imponerse por 36-28 a Hungría en un choque más plácido de lo esperado por la inesperada alineación del conjunto magiar. Y es que el rival pareció renunciar de partida a pelear por el liderato del grupo, tras dejar en la grada al portero Roland Mikler, el central Mate Lekai y el pivote Bence Banhidi, los tres jugadores que conforman la columna vertebral de la selección, además de al vigués Pedro Rodríguez, que finalmente no vivió la experiencia de enfrentarse a la otra selección que ha defendido a lo largo de su carrera.

Si Hungría reservó fuerzas, todo lo contrario hizo España, que, tras otorgarles descanso ante la débil Uruguay, recuperó para la cita al central Raúl Entrerríos y al portero Gonzalo Pérez de Vargas. La selección española no sólo peleó por el triunfo, sino que además dosificó a la perfección el esfuerzo de sus jugadores. Las habituales rotaciones del equipo español, permitieron a jugadores como el central Dani Sarmiento dar un paso adelante en su juego, lo mismo que el propio Ferrán Solé, que se despojó definitivamente de las dudas con las que arrancó el campeonato para recordar, por fin, al jugador que fue elegido mejor extremo del Mundial de Alemania y Dinamarca 2019.

Quien no ha mostrado ninguna duda a lo largo del torneo ha sido Gonzalo Pérez de Vargas, que con cinco paradas en los ocho minutos iniciales del segundo tiempo, permitió al conjunto español ampliar todavía más su ventaja, que se disparó hasta los nueve tantos (25-16). Mediado el ecuador de la segunda mitad llegó una máxima renta de doce goles (28-16), con la que los de Jordi Ribera sí parecieron levantar definitivamente el pie del acelerador. Pensando ya en Noruega, finalista en los dos últimos Mundiales.