El maestro de la Maestra
TENIS
Alberto López Núñez esculpió a Garbiñe Muguruza entre los 13 y los 18 años en Barcelona
Todas las historias tienen sus orígenes. La de Garbiñe Muguruza no es excepción. La nueva Maestra del tenis mundial se forjó en la Academia Bruguera de Barcelona y fue esculpida por el cincel de un vigués. Alberto López Núñez entrenó a una joven prometedora en una etapa decisiva de formación: entre los 13 y los 18 años. Un lustro en el que se forjó una doble ganadora de Grand Slam, exnúmero uno del mundo y ahora, primera española en levantar la Copa de Maestras.
“Fue todo muy bien”, recuerda Alberto, que sigue en la ciudad condal, donde lleva más de dos décadas. Pese a ello, tiene a su ciudad bien presente. “Soy muy forofo del Celta”, especifica. “A ver si remonta un poco”, anhela, mientras echa la vista atrás a sus propios inicios en Catalunya. Primero, para una carrera como jugador que terminó pronto y luego, para hacer más largas y fructíferas las de otros. Por sus manos pasó el actual número 15 de la ATP, Aslan Karatsev, entre otros valores. También Muguruza. “Con 13 años se incorporó al grupo femenino que yo entrenaba. Fuimos a un torneo infantil a Sevilla y luego al Campeonato de España. A partir de ahí, ya me quedé como entrenador personal dentro de la academia”, recuerda el vigués.
La progresión de su joven pupila era meteórica. “Se veía que tenía nivel y que solo tenía que elevarlo”, expresa López Núñez, que rememora cómo Muguruza quedó campeona de España de todas las categorías bajo su supervisión y entró al circuito ITF con fuerza. “Hubo un año que ganó ocho ‘futures”, expresa en referencia al primer escalafón del tenis internacional. “En un Campeonato de Catalunya, le ganó a María José Martínez, que en aquel momento era la 30 del mundo. 6-3 en el tercero. ¡Fue un partidazo!”, exclama.
El caso es que, a sus 45 años, la memoria de Alberto funciona a la perfección. Recuerda partidos, marcadores y ránkings con una facilidad pasmosa. También el momento de separar los caminos. “No fue fácil”, reconoce. “Había un grupo de competición en Barcelona con todas las jugadoras de nivel, entre ellas varias top50”, apunta con naturalidad. “A mí me hicieron una oferta, pero me debía a la academia”, añade. “No fue sencillo dejarlo porque nos llevábamos muy bien y todo había funcionado a la perfección. Lo único importante era que ella siguiese mejorando, como así fue. De hecho, a los seis meses fue a Miami con una ‘wildcard’, se metió en octavos y se puso 60 del mundo”, comenta López, en un nuevo alarde de memoria.
Aquello ocurrió en 2011. Han pasado diez años, pero la buena relación sigue intacta. “Cuando nos vemos, siempre charlamos y nos ponemos al día. Todo genial”, resume el vigués, que está encantado con el nuevo logro de su expupila. “Es una brutalidad lo competitiva que es. Cuanto mejor es la oponente y más grande el escenario, mejor juega”, destaca López, que reivindica “la base que se le hizo desde pequeña para ser una jugadora agresiva” y que con ese estilo ha ganado dos Grand Slam y ha sido número 1 del mundo. También destaca a Conchita Martínez, su actual entrenadora. “Le ha devuelto el orden", apunta Alberto, que tiene claro que el techo de Garbiñe es “el que ella se ponga” y que la ve “número 1 otra vez”. El tiempo dirá.
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