Artístico Javier en Boston

Javier Fernández revalidó en la madrugada del viernes al sábado en Boston su campeonato del mundo de patinaje artístico –logrado el pasado año en Shangai– con un oro estratosférico, obra de un extraterrestre que eclipsó al favorito, el japonés Yuzuru Hanyu, que no pudo con el patinador español, en una nube merecida tras una actuación perfecta en el programa libre con el que consiguió el título.

La caída del madrileño el viernes en el programa corto mientras ejecutaba su segundo cuádruple dejó medio título en manos del patinador japonés. Javier Fernández sólo podía hacer un programa perfecto y esperar los fallos de su gran rival.

Con la premisa de no errar y añadiendo dificultad a su ejercicio con un triple axel extra aparte de sus tres cuádruples, Javier Fernández saltó a la pista en la vigésimo segunda posición, por detrás de Hanyu, que ya había completado su ejercicio. Y, sorprendentemente, no fue perfecto: falló.

Hanyu aparentó cansancio. No tuvo el día, erró en una recepción en un primer cuádruple salto, después remontó con un triple axel y un triple toe perfectos. Pero después, volvió a hacer una mala recepción en un triple axel. Pese a que no fue estratosférico como en el Grand Prix de Barcelona en el que consiguió la mejor marca mundial jamás vista (330"43 puntos), alcanzó los 295"17. Y tenía 12 puntos de ventaja sobre Javier del programa corto.

Poco a poco fue encadenando saltos sin fallar ni uno. Todos perfectos. Sus cuádruples, el "salchow", varios triples toe... todo encajó en una sinfonía insuperable. El público en pie no dejó de aplaudir al cuádruple campeón de Europa de patinaje artístico.

La puntuación final no extrañó a nadie: 314,93 puntos, su mejor marca personal, por encima de aquellos 302,77 que consiguió en el Europeo de Bratislava. La victoria de Javier Fernández fue su consagración como un deportista histórico.n