El final del reinado de Messi

Toda historia tiene un final. Y el de Lionel Messi en el Barcelona y en la Liga española ha llegado. Una noticia de máximo impacto, que trasciende al club culé, a la competición y hasta el propio deporte. Cualquier amante del juego o, simplemente, cualquier ser humano capaz de apreciar la belleza sabe que la marcha del fuera de serie argentino es, como mínimo, una mala noticia para el fútbol español. También para el Celta, que en tres ocasiones fue capaz de superar al Barça con el 10 en el campo. Si siempre es un logro ganar a uno de los mejores equipos del mundo, más lo es cuando el mejor jugador del mundo está en el campo.

Pero antes de los finales están los principios. Y Esteban Suárez estuvo en el de Messi frente al equipo celeste. El asturiano fue el primer portero céltico que se vio las caras con él, entonces un adolescente de 18 años. Sucedió en el Camp Nou, el 20 de diciembre de 2005. “En aquel momento las estrellas eran Etoo y Ronaldinho. Además aquel día metió dos goles Etoo”, recuerda el meta avilesino de un partido que definió el ariete camerunés (2-0). “Pero con el paso del tiempo, mi memoria futbolística de jugador y aficionado es que no hemos visto una cosa igual”, especifica. “Un jugador tan decisivo y con tanta incidencia en el juego. Porque está lo que se cuenta y lo que no se cuenta. Marca la semana de trabajo cuando juegas contra él”, añade. “Entonces era imposible imaginar en lo que se ha convertido”, concluye.

Desde ese día, el astro argentino se midió al Celta en 18 ocasiones más. Perdió tres veces, empató cuatro y ganó en 12, además de anotar 14 goles contra el equipo vigués. Tiempo más que suficiente para vivir momentos de todos los colores. Uno de ellos tuvo a Jonathan Vila como protagonista el 3 de noviembre de 2012 en el Camp Nou. El Barcelona ganó 3-1, pero Messi se quedó sin marcar. “Había nacido su hijo y quería dedicarle el gol, pero estaba un poco nervioso porque no lo conseguía”, recuerda el porriñés. Efectivamente, en un balón recuperado por Vila, el 10 azulgrana le lanzó un pescozón en la espalda. “Un pequeño empujón y nada más”, apunta el excéltico. La situación dio pie a una imagen icónica, muy recordada por todo el celtismo, en la que el canterano le recriminaba la acción. “También lo es para mí, que tengo la foto guardada”, confiesa. “Poder haber jugado contra Messi lo es todo para mí. Lo voy a recordar para siempre”, destaca Vila, que cataloga como “una pena” la marcha del argentino. Igual que Esteban, que valorará esta marcha “con el tiempo” porque ahora se siente “en shock”. Es el fin de un reinado. El rey ha muerto, larga vida al rey.